Ella sabía que comúnmente
eran los hombres a enviar flores;pero todo se podía decir sobre ella, menos que
fuera una mujer común. Aparte, él había sido operado y aún no estaba fuera de
peligro; y ella era una mujer enamorada. Quería la sintiera cercana, más en esa
situación. Era importante estar presente en cada instante. Que él, que todos
supieran que ella estaba, de una u otra forma.
Había pasado una
semana, y ella le dejaba varios mensajes a lo largo del día. Todos los días. Le
preguntaba por sus condiciones; por qué debía continuar a hacer; hasta a veces
le comentaba de algún nuevo tratamiento o médico que había encontrado. Otras,
le dejaba canciones que le recordaban a él, o poemas de su puño y letra.
Los días continuaban a
sucederse uno tras otro. Él se había finalmente recuperado del todo y volvía
poco a poco a su rutina diaria. Trabajo y amigos lo tenían ocupado. Ella
continuaba a llamarlo diariamente, impertérrita. Aunque más no fuera,
haciéndole sonar el celular en los momentos menos oportunos, sabiendo que él
identificaría el número.
Él no podía más; y
pese a sus negativas o su indiferencia, ella no desistía. Pasaba, desde
enviarle mails diciéndole cuánto lo amaba, a llamarlo simplemente para
insultarlo. Una noche, en medio a un bar donde había ido con sus amigos, cuando
se apartó a conversar con una mujer que acababa de conocer; ella se le presentó
y armó una escena como si de una esposa traicionada se tratase. Él se sintió
indefenso, sin saber qué y cómo hacer; al fin de cuentas, ella era una mujer y
a él le habían enseñado a respetarlas.
Así fue que poco a
poco comenzó a cambiar de actitud; e inició a aislarse. Temía salir y
encontrarse en sitios públicos. Temía conocer mujeres nuevas y que ella se le
apareciera de la nada, haciéndole un desplante. Todo lo llevó a un estado de
depresión, que ni él mismo quiso reconocer en un principio; porque, ¿quién
podría creer que un hombre atractivo e inteligente como él, fuera acosado por
una simple mujer? Pero así era, así de ultrajado se sentía. Hasta que dejó de
hacer todo aquello que le gustaba, que lo apasionaba, que lo nutría. Se alejó
de los que quería y lo querían; y obviamente no se permitía conocer a nadie
nuevo. Terminó siendo un fantasma del hombre que un tiempo había sido. Mientras ella, ella sonreía.
Es el número 28: Un relato que comienza en clave romántica,
pero desde el punto de vista de un maltratador/a.
Empieza 'engañando' al lector, y ve poco a poco creando esa atmósfera de acoso.)
Muy bien, ella caía bien, hasta que se reveló como posesiva, capaz de destruir con placer, a quien supuestamente quiso ayudar.
ResponderBorrarMagistral.
Besos.
Creo que hay que diferenciar una persona posesiva, con alguien que maltrata... puede ser que una situación lleve a otra, pero no me gustaría "caer" en generalidades que nunca son buenas.
BorrarBesos Demi!!
Este relato refleja un tema muy en boga, el del acoso, aunque para llegar a ese estado del protagonista hay que verse muy encerrado por la situación. Yo creo que siempre hay alguna solución, aunque existan personas así de enfermizas.
ResponderBorrarBesos dulces y dulce semana Alma.
Yo también soy de las que creo que siempre hay alguna solución, sólo que antes hay que reconocer tener un problema...
BorrarBesos grandes como el mar, Dulce.
Madre mía Alma, es brutal, tan pero tan real.
ResponderBorrarCreaste ese clima opresivo y finalmente de derrota. La derrota del que no pudo dar el salto al vacío y dejar atrás el dolor (o la adicción al dolor).
Me encantó.
Ale... has dicho algo en lo que he pensado mucho cuando escribí, y es lo de la "adicción" a situaciones o seres que hacen daño... y el no darse cuenta.
BorrarSmu@ckssssssssssssssssssssss!
Confundimos el amor con la posesión, el cuidar con el ahogar.. Al final destruyes aquello que querías proteger, pero no importa, porque al menos ya no será de nadie. Es una forma extraña de hacer las cosas, pero por desgracia demasiado habitual.. Quizás todos seamos un poco así a veces, ¿no?
ResponderBorrarEse punto que has mencionado, Beauséant, es la clave... "si no es mío, no será de nadie..." ...y que triste resulta todo, porque a ese punto me pregunto si alguna vez existió el amor... no creo.
BorrarUn beso.
Me he puesto en el lugar del chico y me he apenado :(
ResponderBorrarSaludos!
Es lo mínimo, sentir pena...
BorrarBesotes Amowhor!
Buenas tardes, Alma:
ResponderBorrarMi más sincera gratitud por tu relato.
Como lector me has intrigado y sorprendido con él, no esperaba ese enfoque. Como hombre agradezco ese enfoque, nada maniqueo. Creo que habla de tu excelencia como persona y de tu mente abierta. El mal no va a adscrito a un sexo, los abusos los convierte quien se encuentra en una situación de poder.
Un abrazo cálido, Carmen.
Hola Miinino... siempre he pensado que el acoso, el abuso, el maltrato, nada tiene que ver con el sexo, sino con el poder... y creo que como siempre se ha hablado de las mujeres como el "sexo débil", y muchas se lo han creído; de los hombres se ha dicho que son los "fuertes", los que dominan, y no se habla de los abusos y maltratos que ellos sufren a manos de mujeres, como si eso los hiciera menos hombres... una locura...
BorrarBesotes!!!