Antes de escribir esta entrada, fui a dar un paseo por los años anteriores y admito que me he emocionado. Son las sextas fiestas que pasamos juntos y ¿qué decirles que no resulte repetitivo? ...a ustedes, que me leen habitualmente, no es necesario explicarles no sólo lo que ha sido este 2020, sino los últimos dos años, por lo cual les agradezco infinitamente el hecho que aún estén por aquí, que me dejen sus huellas, su cariño... aunque muchas de esas veces, no crea merecer tanto. No voy a prometerles nada, ni siquiera haré propósitos, hace ya tiempo que vivo el momento pero quisiera sepan que los pienso siempre, que les estaré eternamente agradecida por permanecer por estas playas y que es mi más sincero deseo que vuestros días, estos y todos los que estén por venir, sean plenos de serenidad y de amor, que la vida les multiplique por mil todo lo bueno y que reduzca a nada aquello que no lo sea.
viernes, 25 de diciembre de 2020
Antes de escribir esta entrada, fui a dar un paseo por los años anteriores y admito que me he emocionado. Son las sextas fiestas que pasamos juntos y ¿qué decirles que no resulte repetitivo? ...a ustedes, que me leen habitualmente, no es necesario explicarles no sólo lo que ha sido este 2020, sino los últimos dos años, por lo cual les agradezco infinitamente el hecho que aún estén por aquí, que me dejen sus huellas, su cariño... aunque muchas de esas veces, no crea merecer tanto. No voy a prometerles nada, ni siquiera haré propósitos, hace ya tiempo que vivo el momento pero quisiera sepan que los pienso siempre, que les estaré eternamente agradecida por permanecer por estas playas y que es mi más sincero deseo que vuestros días, estos y todos los que estén por venir, sean plenos de serenidad y de amor, que la vida les multiplique por mil todo lo bueno y que reduzca a nada aquello que no lo sea.
miércoles, 18 de noviembre de 2020
miércoles, 30 de septiembre de 2020
domingo, 30 de agosto de 2020
Había pasado tanto tiempo desde que todo había comenzado, que ya casi ni recordaba cómo había sucedido.
Sin embargo, esa mañana no necesitó ver el nombre que salía en la pantalla de
su móvil para saber de quién era el
mensaje. En todos esos años nunca había olvidado la fecha y, de uno u otro
modo, se lo hacía saber.
Sonrió mordiéndose el labio, seguro que ella estaba haciendo exactamente lo mismo.

jueves, 27 de agosto de 2020
Buenas madrugadas rebeldes... aquí Lilith al habla... –Eva sonrió y se ajustó los auriculares para seguir
transmitiendo desde esa improvisada radio que había armado para contar cómo
estaban de verdad las cosas en esa ciudad aislada del mundo llamada “Eden”.
Cuando se mudó allí, junto a su estrenado marido,
Gabriele, no podía creer a la perfección del lugar. Todo parecía sacado de una
película. Las casas todas iguales, hechas para alguna revista de arquitectura
moderna. Y los individuos que en ellas vivían, lo mismo, todos modelos. Maridos
impecables, bien vestidos y con trabajos envidiables; y esposas de fábula, que
mantenían una casa de admirar y criaban sus hijos al mejor estilo “Novicia
rebelde”.
Al principio, Eva creyó que todo era una especie de
broma, pero tardó poco tiempo en darse cuenta que era aterradora y
patéticamente cierto. No habían parejas homosexuales y se preguntó cómo
reaccionarían sus vecinos al conocer a su mejor amigo, que no se cansaba de
recorrer el mundo y enrollarse con cuanto moreno tuviese a tiro. Los hombres
eran todos profesionales, parecían no existir los simples empleados, menos aún
los desocupados; todos tenían un excelente estado físico, apenas salidos del
gimnasio. Y ellas, pues eran modelos de pasarela, todas universitarias pero
ninguna que trabajaba, parecía que a lo único que aspiraban era a ser madres;
aún recordaba los rostros perplejos cuando dijo que ella no deseaba tener
hijos. Y, obviamente, ninguna de ellas se lamentaba de sus respectivos maridos,
ni por un jardín con el césped sin cortar o el grifo sin reparar.
Pero Eva no creyó al cuento de hadas ni por un minuto.
Y no tardó en descubrir que Sara deseaba tanto tener hijos y, ante la presunta
esterilidad de su marido, recurría a su vecino Tomas. Que Miriam, la mujer de
la esquina, para mantener las apariencias, era adicta a cualquier sustancia que
tuviese a su alcance. Y, sin duda alguna, pudo reconocer a Michael, el
dentista, entre las fotos de las conquistas de su amigo.
Por ello no se podía quedar callada, aún si esto
pusiera en riesgo su vida, porque atentaba contra quienes deseaban esta ciudad
hipócritamente perfecta. Un ejemplo a seguir para un mundo de ficción. Y fue
así ella, la buena, hermosa y perfecta Eva, se convirtió en Lilith, la voz de
los rebeldes, los que ya no querían apariencias, ni máscaras.

y esta semana la convocatoria fue hecha por Demiurgo desde su blog:
Te invito a leer el resto de los participantes aquí!)
quien, no sólo es un 'paisano' y referente del 'buen hacer' en este mundillo virtual,
sino a quien le debo haber conocido esta iniciativa...
...feliz blog aniversario, Demi
y que sean muchos muchos más,
te lo mereces!!!
viernes, 7 de agosto de 2020
Escuché el ascensor. Sabía que era Él.
La puerta del departamento se abrió.
Todo estaba iluminado con velas. La música suave, de fondo, que provenía de la
habitación. Sentada sobre el borde de la cama. Las piernas cruzadas. Sólo la
lencería negra como vestimenta.
Se paró delante mío y sonrió de lado.
Dejó el saco sobre el sillón, tomándose todo el tiempo. Aflojó la corbata, sin
quitarsela. Vino hacia mí y me hizo alzar. Se acercó a mis labios, pude sentir
su respiración sobre el rostro. Temblé, y Él lo percibió.
Su profunda mirada ahora estaba fija en
mis ojos oscuros. Una de sus manos rozó distraidamente mi pierna, sabía que
quería ver mi reacción. Continué a fijarlo.
Al improviso, me empujó contra la
pared. Mi respiración se hizo más marcada, pesada…, se agitó. Sus dedos
comenzaron a acariciarme el cuello, y no pude no apoyarme a su cuerpo.
Me quitó el sujetador y se inclinó
sobre mi seno. Sentí su boca saborear uno de mis pezones. Duros…, erectos…,
por y para Él.
El tiempo pareció detenerse. Podía sentir
cada movimento suyo, cada respiro.
Su mano bajó por mi vientre, hasta mi
sexo. Se separó un poco de mí, para observarme. Sonrió ante el rubor que inundó
mi cara. Volvió a sujetarme entre su cuerpo y la pared. Sentí su dedo entre mis
pliegues, moviéndose lento, mojándose con mi humedad. Pese a la oscuridad, Él vió
el brillo en mis ojos oscuros, el fuego que me provoca cada vez. Cada vez que
soy suya, porque lo soy.
Continuó apretándome contra la pared.
Su lengua recorría mi cuello con hambre. Sentí la fuerza de su miembro
penetrándome, como aquella de sus dientes en mi hombro. Fue su respiración que
comenzó a crecer en intensidad. Se volvió feroz…, casi animal. Así eran sus
embestidas. Mis manos se enredaban en su pelo y mis gemidos se ahogaban en su
cuello. Marqué con mis uñas su espalda en el preciso instante en que su
semen quemaba mis entrañas. Mi boca pronunció su nombre al explotar en un
exquisito orgasmo.
El tiempo volvió lentamente a transcurrir. Me besó permaneciendo aún dentro de mí. Luego de unos segundos me llevó en sus brazos hasta la cama. Su cuerpo y la profundidad del sueño acabó por envolverme.