jueves, 28 de febrero de 2019

Para siempre...


“(...)
¿Cuánto tiempo es para siempre? –preguntó Alicia.
A veces sólo un segundo... –respondió el Blanco Conejo.
(...)”

No dejaba de pensar en ese fragmento de “Alicia en el país de las maravillas”. En realidad, hacia casi dos meses que vivía en modo autómata. Se levantaba, iba a trabajar, volvía a ocuparse de su casa, y no hablaba, no hablaba con nadie. Es decir que no hablaba de lo ocurrido, sentía que no tenía con quién hacerlo. Nadie cercano a ella había sido capaz de abrazarla y dejar que llorara, creyeron que era mejor decirle las frases comunes que se usan en estas situaciones. Lo único que habían conseguido es que ella se aislara aún más.

En las horas libres, o ponía música y se dedicaba a pintar; o se sumergía en un libro. Cualquier cosa, menos escribir de ello. Por alguna extraña razón, no lograba exhorcizar ese dolor con las letras, como siempre había hecho...

...al menos hasta el momento que esa pregunta de Alicia cruzó su cabeza. Ella podría responder igual y a la vez tan diferente. Porque podría decir con minucioso detalle cuánto tiempo había durado la esperanza. Cuánto la silenciosa incertidumbre que se escondía detrás de una puerta. Y cuánto la demoledora certeza de la realidad. Tal vez ella podría ser menos exacta con el tiempo que dura la angustía, porque a ésta le gusta jugar a intermitencias. Pero, como dijo el Blanco Conejo, para siempre a veces es sólo un segundo.

El segundo en el cual cruzaron sus miradas. El segundo en el que escuchó su risa. Aquel en el que su voz la llamó por primera vez. O en el que sus manos acariciaron las suyas. El segundo en el que la emoción le explotó en el pecho con el que hoy sabe, fue el último “te quiero”.

Para siempre, sólo un segundo o cientos de miles guardados en tantos y tantos recuerdos.

(Este relato pertenece a los "Relatos Jueveros"
y esta semana la convocatoria fue hecha por Ame desde su blog: "Ame...".
Te invito a leer el resto de los participantes aquí!)

jueves, 7 de febrero de 2019

Volviendo...

Siempre he dicho que hay que disfrutar cada instante, porque la vida es impredecible, porque todo puede cambiar propio en unos segundos... y eso es exactamente lo que pasó en este último viaje, y que produjo el cierre de mis espacios y mi completa ausencia de las redes.

No sé si podría decir que explicarlo es largo; porque seguramente podría resumirlo en pocas palabras... lo que sí sé es que aún me resulta muy doloroso hacerlo. Pero tampoco deseo, ni puedo, continuar con este aislamiento voluntario.

Y, aunque sea una obviedad, dejenme decir que nada es como hace un tiempo atrás, simplemente porque yo no soy la misma de más de un mes atrás... todo ha cambiado, aunque para la mayor parte esto resulte imperceptible. De igual modo, lo que sí notarán es un cambio en esta playa; no la cerraré y será siempre un lugar donde encontrarnos, pero la dejaré como el rincón donde escribir historias, esos desafíos o retos en los que me gusta participar, y a los cuales espero pronto encontrar la inspiración y las ganas para retornar también. Luego está el sitio donde los invito a reflexionar, ese espacio que hemos creado junto a mi gran amiga Luna Roja, y es:


También está:

...un espacio que nació a inicios de este año (y el cual he también cerrado hasta ahora), algo mucho más íntimo, donde de forma diaria y hablando de diferentes temas, abro el alma. Y por último, pero con el mismo entusiasmo que con los otros, viene a la luz:


...donde, de ahora en más, podrás encontrar los #VDLN, las diferentes reseñas de libros y películas, y a donde también trasladaré las propuestas de "12 Encuentros en la Biblioteca" y "24 Encuentros al Cine".

Por el resto... pues bueno, espero de a poco volver a visitarlos, a leerlos, a comentarlos... a todo... pero como ya dije, de a poco, ténganme aún algo más de paciencia.

Nos vemos pronto, aquí, allá, y en cualquier lado... smu@cksss!

Si quieres, déjame aquí tu huella...

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