Habían pasado poco más de dos semanas desde el Carnaval; y el encuentro de la
última noche no dejaba de invadir mi mente.
Hicimos el amor repetidas veces en estos días, y fue fantástico
como siempre. Pero a un cierto momento, después del sexo, de la pasión, cuando
todo inicia a calmarse, antes del instante de rendirme al sueño…, ese susurro
volvía a mis oídos. Me bastaba recordar esos dedos recorriendo todo mi cuerpo, para
que mi piel..., mis pezones se erizaran. Cualquier brisa en mi cuello hacía que
llevara mis manos donde esa boca me había marcado a fuego.
Temía se diera cuenta de mi distracción. ¿Y cómo lo explicaría? Podría
decir que había creido fuese él. Pero cuando descubrí que así no era, ¿por qué
no dije algo?, ¿por qué no conté lo que había sucedido? Porque la verdad era
que me había gustado…, eso era todo. Me bastó sentirlo en mi espalda para arder
de deseo. Sentir esos labios para que los míos se mojaran. Y una vez dentro
mío, las embestidas de sus ingles me habían hecho llegar a la cima. Para
terminar en el derramarme de un orgasmo que había barrido con toda la razón…
Aún a mitad de semana quiso ir a cenar afuera. Pregunté si había
alguna ocasión especial, y simplemente respondió: “con vos cualquier ocasión
puede convertirse en especial…”. Me sentí culpable, aunque si no lo era…, o sí.
Continuaba a cuestionarme cómo no me había dado cuenta de la diferencia; y
automáticamente bajé la mirada. La cena fue maravillosa, si bien no lograba
concentrarme. Él era tan atento…, tan dulce…, tan extremadamente sexy. Que
había decidido contarle lo ocurrido a Venecia…, no sabía cómo, ni siquiera
imaginaba las consecuencias, pero debía hacerlo…, se lo debía.
Había transcurrido la cena sintiendo un nudo en el estómago, y sin
que él me dejara crear la posibilidad de contarle nada. Volvimos a casa, me dio
un beso y me pidió de esperarlo en la habitación. Una tenue luz alumbraba todo
el cuarto, y me paré frente a la ventana. Lo sentí llegar a mis espaldas, cerré
los ojos y le dije: “-Amor…, debo decirte algo…” Me rodeó la cintura con un brazo,
corrió mi pelo con su cara, y haciéndome ver qué traía en la mano, susurró a mi
oído: “shhh…”.
Fin
Lo sabía... lo sabía... lo sabía... He acertado... he acertado... he acertado...
ResponderBorrarQue historia más intensa de principio a fin Alma... de verdad, no dejes más guardadas estás perlas dentro de ti... déjanos leer tan bellas historias que seguro tienes por ahí en tu mente, en tu piel, en tu alma...
Me encantó... Sshhh... :)
Muchos besinos!! Feliz finde!
Y yo sabía que vos ya habías adivinado! ...cómo podría ser diferente "piccola" Sherlock?!
BorrarEspero que tu finde haya sido muy lindo ...te he dicho que te quiero en estos días? ...pues sí, así es!!! ...besotes infinitos!
Perfecto conocimiento de la otra persona...
ResponderBorrarTu relato es sensual, delicado, y te lleva, te lleva a las calles, a la habitación... A esa incertidumbre, a la duda de él, a su deseo... A la desazón de ella... A la honestidad.
Un beso enorme.
Gracias... gracias... gracias... debo buscar, o inventar otra palabra contigo, porque ésta siempre me sabe a poco!
BorrarBesotes enormes hermosa!!!