Adelante... –su voz profunda la hizo temblar.
Atravesó el umbral. Toda su seguridad se había diluido con el
“clack” de la puerta cerrándose a su espalda. Se apoyó en ella, mientras esperaba
que él la llamara o algo. Sin embargo, sólo el rumor de la lluvia contra los cristales de la habtación rompía ese silencio. Comenzó a caminar, y
se dió cuenta de hacerlo en puntas de pie. Las manos heladas aún dentro los
bolsillos del tapado. Entonces lo vió.
Él estaba sentado en un ángulo de la habitación. Debajo de una
lámpara de pie que apenas lo iluminaba, y con un vaso de algo en la mano.
Haz aquello que deseas... –dijo sin agregar más.
Sin saber cómo, y de manera totalmente natural, se quitó el
tapado, dejándolo caer por sus hombros hasta los pies. Había elegido un vestido
negro, corto y enlazado al cuello, en modo de tener la espalda al descubierto.
Caminó lentamente hasta el sillón dónde estaba él, parándose delante sin decir
una palabra. Sintió sus manos subiendo por sus piernas, acarició sus muslos, se
sobresaltó cuando una de ellas se apoyó por completo en su pubis y sus dedos
separaron sus labios.
Instintivamente se acercó más a él e inició a desabrocharle la
camisa. La invadió su perfume, pasó sus manos por su nuca y..., él temblo,
quiso simularlo, pero ella lo notó. Continuó a desvestirlo, sin dejar de
observarlo. Él sentía sus ojos y le mantuvo la mirada, llevando sus manos al
cuello de ella, para desabrochar su vestido, dejándola sólo con la lencería.
Ella comenzó a bajar besando su pecho, su vientre, deteniéndose a
la altura de su sexo. Excitado, erecto..., tanto que casi no estaba dentro del
pantalón. Lo desabrochó y bajó junto con el boxer. Él sonrió, seguro que ella
lo observaba..., y había adivinado. Se sentó nuevamente sobre el sofá, haciendo
que ella lo hiciera sobre él.
Las manos de él recorrieron su espalda, y las de ella se enredaron
en sus cabellos. Lamió el lóbulo de su oreja.
Hazme tuya... –susurró. Muero de deseo... Te deseo.
Él besó su cuello bajando hasta el seno, liberándolo del
sujetador. Tomó posesión uno a uno de sus pezones con los dientes,
mordisqueándolos, succionándolos. Su mano corrió las bragas de ella, la alzó
apenas, lo suficiente para penetrarla. Lentamente. La hizo subir y bajar por su
virilidad, disfrutando en ver sus gestos de placer, en oír sus gemidos. Ella
clavó las uñas en sus hombros, aumentando la intensidad de los movimientos. Él
sintió como ella se contraía entorno a su sexo y la tomó por el cabello.
En ese preciso instante su hombría quemó sus entrañas mezclándose
con la esencia que ella derramaba. Pasaron unos minutos para que sus latidos y
respiración se calmaran.
Ella se alzó lentamente, e inició a vestirse. Él hizo lo mismo,
ajustándose los pantalones se detuvo a observarla.
Quédate esta noche... –y su tono de voz era apenas más alto que un
susurro. Quédate conmigo...
Ella se giró, mirándolo a los ojos, terminó de vestirse y le
respondió.
No. –se acercó a su oído. Me voy, porque yo no tengo dueño, pero
tú..., tú eres mío.
Salió de esa habitación, del edificio. Continuaba a llover. No importaba,
ya no. Ni siquiera abrió el paragüas, así dejaría que esa agua mojara su rostro,
su cuerpo entero. Y sonrió, ya no estaba nerviosa; finalmente había sido como la
lluvia; finalmente había sido ella. Simple y auténtica, ella.
(Este relato pertenece a los retos de "Gym para escritores".
Éste particularmente corresponde a la semana uno: "Lluvia".
¡Lluvia! La lluvia debe ser la gran fuente de inspiración para esta semana. Tu protagonista o protagonistas, están bajo la lluvia esperando algo o alguien ¿Qué es lo que esperan?)
Está claro que no petenece a nadie ;)
ResponderBorrarUn beso.
Si eso está claro, Alfred, entonces el mensaje ha pasado.
BorrarUn beso.
Un intenso aporte a la convocatoria de Roxana.
ResponderBorrarHay un cambio en la actitud de ella. Primero una vacilación en ir a ese encuentro, por encontrarlo riesgoso. Luego una aceptación. Para terminar ser ella la dominante, por sus armas naturales, por su seducción.
Intenso como describiste ese intenso, con ella siendo desnudada. Y quitándole la ropa a él. Una hábil descripción de la escena.
Bien contado.
Y la comparación de ella con la lluvia. Todo un cierre.
Besos, paisana.
A veces, Demi, es como el dicho: "desconfía de las aguas mansas" 😏... me alegra que te haya gustado, he encontrado este reto casi por casualidad y es muy interesante, espero poder continuar...
BorrarBesotes paisano!
Qué bien escrito y construido como relato, Alma. Tan nítidos y explícitos los versos, además de originales... porque no son frases son versos tan descriptivos como inmejorables, certeros.
ResponderBorrarAbrazos y más abrazos.
Pues muchísimas gracias, Carlos... es más que un cumplido al venir de tu parte.😊
BorrarBesotes!
Ahh todo un relato! Vibrante y sensual. Nos vas sumergiendo en esa habitación, donde sucede todo.
ResponderBorrarMe hiciste acordar a un relato mío que escribí hace algunos años,con una temática parecida..
ajajaj hasta en eso nos parecemos?
Besazos chiquilla!
En cualquier momento escribimos algo juntas, Ale...y que Dios se apiade!!!
BorrarSmu@ckssssssssss!
me gustan a mí esas tardes de lluvia, oye! ;) muy bonito relato, que va in crescendo, empieza muy inocente y acaba siendo de un erotismo intenso.
ResponderBorrarbesos!
¿Y a quién no le gustan, Chema? ...jajajaja! Gracias por el cumplido.
BorrarBesotes!
Nos has encandilado con tu relato, con una estructura perfecta y el vocabulario justo. El final, el "yo no tengo dueño, pero tú..., tú eres mío" es ese broche de oro que me ha enamorado. Un abrazo
ResponderBorrarGracias Ester...he dudado un poco si subirlo o menos, justamente por el "vocabulario", pero bueno, también escribo así y no creo tenga nada de malo...¿no?
BorrarBesotes!
Casi como aquello de cazador cazado, donde ella maneja a quien cree que lo hace. La lluvia todo lo aclara. Y me gusta ese tema de Rocío Durcal, además me trae recuerdos.
ResponderBorrarBesos dulces Alma.
Ufffffffff Dulce...y con lo curiosa que soy yo con algunas cosas...¿qué recuerdos serán esos? 🤔
BorrarBesos grandes como el mar.
De una mujer claro :)
BorrarCuriosidad colmada...😉
BorrarGracias Dulce, otro beso grande.
Muy bien construido y narrado. No hay dueños en el amor. En todo caso quien se siente esclavo, apañado está.
ResponderBorrarUn abrazo y por los encuentros sin consecuencias. Los que son y desaparecen :). Feliz día
Es verdad, Albada, en el amor no hay títulos de propiedad, pero sí existe el "pertenecerse"...
BorrarBesotes!
El cazador cazado. No hay que dar nada por sentado. Y ese repique del final es el trueno que estalla en medio de la tormenta.
ResponderBorrarSensual, caliente... intenso.
Un beso enorme.
Es que ese repique, Mag...tú ya sabes, ni falta hace contarte...😏
BorrarBesisssssssssssssss hermosa!
Es un relato fantástico, dejas las ganas de seguir leyendo, Alma. Eres la reina de la sutileza y la elegancia.
ResponderBorrarMil besitos con cariño ❤️
Ainsssssss Auro... que tú lo veas así es mucho más de lo que me esperaba, de lo que tal vez merezco...y gracias, de verdad gracias porque es mucho, pero mucho más valioso de tu parte.
BorrarBesotes infinitos 😘😘😘
Nadie le pertenece a nadie, son los momentos que nos hacen dueños de algo, todo lo demás es pajero. Precioso. Un abrazo.
ResponderBorrarMe gusta tu concepto, Sheol... sí, podría estar de acuerdo.
BorrarGracias, un beso.
Que buen dia ha hecho hoy! ni una gota, ni una nube, ¡un calor!
ResponderBorrar(conversación de ascensor)
La temperatura bien por lo que veo...jajajaja
Ay! Alma, eso de irse al acabar siempre me encantó hacerlo...(quedaba en plan mujer fatal) pero también he de confesar y supongo que es por la edad y por el frío en moto a las tantas, que ahora ya no me gusta o apetece tanto .. ahora si eso, duermo calentita y me voy por la mañana ¿si? tu como si no estuviera....¿vale?
No ronco. Ni te enterarás que estoy.... jajajajaja
Me volé. 🤣
PD. Hace tanto tiempo que duermo siempre en mi casa....
Ahí lo dejo. Interprétese como se quiera.
Vos y yo Laurita, nos debemos una charla mirándonos a los ojos... eso sí, yo llevo los pañales, porque estoy segura que nos pillamos de la risa!
BorrarNingún problema, acepto... mejor si por la mañana, antes de irte nos tomamos un café...😉
Me encanta cuando te vuelas...😘
P.D.: yo lo hago desde que nací, ¿o tengo que contar las vacaciones? 😛
nunca me ha quedado claro ese juego de intentar poseer o ser poseído.. es mejor ser como ella, simplemente libres... la de problemas que dejarían de existir si eso estuviese claro .
ResponderBorrarTotalmente de acuerdo contigo, Beauséant... pero creo esté en la naturaleza humana lo de la posición, ojalá y así no fuera y, como se dijo por aquí arriba, sólo se deseara ser dueños del momento, del instante compartido.
Borrarescribirlo y razonarlo es el principio del cambio, no perdamos la esperanza ;)
ResponderBorrarJamás Beauséant...pese a todo, soy una optimista por naturaleza...😊
BorrarEvocador y punzante a la vez, libre y sugerente. Me ha gustado.
ResponderBorrarUn saludo
Pues, no sé qué me gusta más, si encontrarme tu huella aquí o que te haya gustado...las dos, Víctor, de verdad que sí.
BorrarUn beso.
¡Hola! Recién ahora puedo pasarme a comentar ¡qué intenso! Fue como una lluvia de verano que así como llega se va. Me pareció excelente el final ¡tremenda canción! Una de mis favoritas, por cierto.
ResponderBorrarUn gusto contar con tus aportes en el reto.
¡Un abrazo!
¡Hola... bienvenida Roxana!
BorrarPues he tenido mis dudas si podía "entrar" en la tu consigna pero me la jugué, sino no empezaba más... ya estoy pensando en las otras!
Un beso.