22:00
horas. Eso marcaba el reloj cuando Emme decidió meterse en la cama y dormir.
Decir que llevaba unos días fatal era un eufemismo. En realidad, hacía semanas,
meses, que no encontraba su propio eje; parecía haber perdido su habitual
equilibrio. Aunque tratara de disimularlo, escondiéndose detrás del trabajo y
sus miles de ocupaciones diarias; cuando llegaba a su departamento, no tenía
escape, debía enfrentarse a esa tristeza que le pesaba en los hombros.
00:00
horas. Los números rojos del reloj despertador parecían una marca a fuego que
deseaban grabarse en su frente. No podía conciliar el sueño; había dado tantas
vueltas en su cama que hasta Poe, desde su rincón, la observaba entre
preocupado y fastidioso. Se levantó a preparar un té, tal vez una tila lograra
relajarla de una vez.
02:00
horas. Allí seguía; sentada en el sofá de la sala. La música a bajo volumen al
menos había hecho que Poe se durmiera; si hasta parecía que soñaba; allí,
echado a sus pies. Al menos uno de los dos en ese departamento lo lograba. Ella
sabía qué la atormentaba, pero ya estaba bien; en definitiva, se había hecho responsable
de lo sucedido. Tenía un carácter difícil, lo sabía, siempre lo dijo. Quien se
acercaba debía estar dispuesto a encontrarse con esas puntas filosas de su
temperamento. Era exigente, pero no pedía más de lo que daba, a nadie, nunca.
Por lo cual, cuando él se fue no se puso mal, no se lo permitió. Había lanzado
la moneda y apostado a la cara equivocada. Eso era todo. Y en cierta forma se lo esperaba.
Todos se iban, él sólo había sido uno más, el último de tantos otros. Y ella
estaba tranquila, había juntado otra vez sus pedazos rotos y continuado su
camino. Otra piedra, otro tropiezo, ¿e iban? Ya había perdido la cuenta.
Escuchó cómo comenzaba a llover, habían pasado otras dos horas y el reloj sobre
la biblioteca ya marcaba las 04:00 de la madrugada.
06:00
horas. Una luz cegadora atravesó el departamento, acompañada de un estruendo
que hizo que Poe, asustado, echase a esconderse debajo de la cama. Emme
despertó sobresaltada de lo que le pareció una eternidad que llevaba durmiendo.
No hacía frío, menos debajo de la manta que la cubría, pero ella temblaba. Y de
golpe, comenzó a llorar. No pudo evitarlo, ni detenerse. Lloraba con una
angustía que le venía de tan adentro que parecía estar vaciándose. Lloraba y
esas lágrimas la limpiaban, la sanaban. Se estaba perdonando. Perdonando de
haberse culpado de cosas que no eran. Él se había ido; la había abandonado
cuando ella más lo necesitaba. El porqué no importaba ni tenía ya sentido
preguntárselo. No había excusa suficientemente válida para romper los abrazos
que los habían unido. Él la había dejado, enseñándole que los “para siempre”
nunca se cumplen y que los “nunca lo haré” siempre llegan. Lloraba y con cada
lágrima derramada era más y más fuerte.
08:00
horas. Después de la lluvia, el sol entró con fuerza por las ventanas, todo lo iluminaba. Emme había
dejado de llorar y sonreía. Llamó al trabajo para advertir que ese día no iría;
alguien necesitaba su ayuda y era importante. Ella...
(Este relato pertenece a los retos de "Gym para escritores".
Éste particularmente corresponde a la semana dos: "Música".
Abre tu lista de reproducción preferida y ponla en aleatorio. Pasa tres canciones y la tercera, será que le dará título a tu historia -si está en otro idioma, por favor, traducirla o poner un equivalente al español de título en caso de que sea posible, que si no se puede, tampoco pasa nada, pero queda más bonito en español-. En base a eso, inspírate para hallar una trama para ése título.)
Que lindo texto nos has dejado es como ir deshojando esa flor cada pétalo es una hora y entre ellos hay una historia y sobre todo un dolor por un sentimiento que es el desamor ..Muy lindo .
ResponderBorrarAbrazos y un feliz fin de semana.
A veces haces falta eso, Campi, deshojar las horas, hacerse pedazos y reconstruirse.
BorrarBesos y buen fin de semana para ti!
¿Sabes? Me ha gustado mucho eso de querer cuidarse. No es algo muy habitual. Nos dejamos a un lado pero tu protagonista, se ha abrazo a sí misma y ha decidido reconfortarse.
ResponderBorrarPocas veces un tiempo resultó tan estresante, tan largo y vacío al mismo tiempo.
Un beso enorme. Un abrazo inmenso.
Es que, deberíamos aprender de una vez por todas, que nadie mejor que un@ mism@ para cuidarnos... porque el abrazo que nunca se rompe, es el propio Mag...
BorrarBesisssssssssssssss hermosa!
No sé por qué el título ya me llevaba a esta canción y el enlace lo ha confirmado. Muy bien narrado, Alma. Haces que la angustia y finalmente esa luz llegue al lector... Haces que se sienta esa necesidad de volver a A(r)mar-Se.
ResponderBorrarMil besitos con cariño ❤️
Es que esa era la idea, que ya el título te llevara...y si creyera en las casualidades, Auro,te diría que ésta es una... pero sólo ha sido el azar.
BorrarBesotes infinitos 😘😘😘
Alguien necesitaba su ayuda. Ella misma. Me gusta ese final.
ResponderBorrar¿Que habrá sido esa luz?
Besos, paisana.
Estaba en pleno temporal, supongo que la luz sería el relámpago, Demi... sólo tú pluma tendría una explicación más "paranormal" 😛
BorrarBesos paisano.
Así son los procesos individuales en la vida, llega ese momento liberador y de abrir los ojos hacia el interior. Y supongo que Poe era un gato negro. Muy buen relato Alma.
ResponderBorrarBesos dulces y dulce fin de semana.
Así es, Dulce... tarde o temprano, despertamos. ¡Qué perspicaz! 😏
BorrarBesos grandes como el mar y que tu fin de semana sea fantástico!
Es bueno darse cuenta que importa y mucho cuidarse a uno mismo y que solo así podemos estar en una relación sana.
ResponderBorrarTu prota necesitaba llorar, sacar todo aquello que dolía para renacer con mucha más fuerza y es que a veces toca hacerlo. Dar ese paso de ponerse en primer lugar ya es garantía que mejorará.
Un beso
Así es, Conxita, es muy bueno... te diría más, es imprescindible.
BorrarPara renacer siempre hay que convertirse primero en cenizas, como el fénix.
Un beso!
Narrativa perfecta en tiempo, ritmo y forma.
ResponderBorrarYo también me quedaría.
Feliz noche de viernes de carnaval
Gracias Enrique, un honor que tú lo consideres así.
BorrarUn beso y a disfrutar del carnaval!
Gracias, se me olvidó ... "brillante"
BorrarYa era tanto, Enrique, ahora me halagas demás...😊
BorrarBrindo por ella, porque Emme no se sienta culpable, porque no vale la pena. La realidad del abandono es siempre dolorosa, pero hay quien, de verdad es, y sólo es feliz, estando solo. Que no es un defecto, a veces es la realidad. Compartir y la convivencia pueden ser un doctorado en equilibrismos que hay quien no quiere hacer.
ResponderBorrarUn abrazo y finde bonita
Así mismo, Albada... hay que hacerse responsable de las consecuencias de nuestras elecciones; y hay quienes se van si causa ni excusas, como las ratas, que se van antes que el barco se hunda.
BorrarBesotes preciosa!
Me quedé atrapada desde el principio en la historia. Vi pasar las horas en el reloj, como si fuera ella. Y ese final, me ha encantado, que se dedique a ella misma, Bien por ella. Y bravo por ti.
ResponderBorrarUn beso
Pues si he logrado atraparte, Carmela, me doy por satisfecha 😊
BorrarUn beso!
el insomnio es tremendo. hay quien recomienda ponerse a leer, pero a veces no tienes ni ganas ni concentración para ello. por cierto, hablando de leer, el gato tiene el nombre de un gran escritor de relatos de misterio. ;)
ResponderBorrarel desamor, al menos para mí, cuando pasa el tiempo suficiente piensas que no era para tanto, pero mientras estás pasando por ello es durísimo...
besos!!
Es verdad que el insomnio es tremendo, Chema, cada tanto lo padezco.
BorrarPocas veces existen "detalles casuales" conmigo...😻
Siempre es el "mientras" que nos desequilibrios 😉
Besotes!!!
Buscando hasta encontrarse...
ResponderBorrarImpresionante. Tu mejor relato. Impecable.
Abrazo, Alma.
No hay búsqueda más interesante ni importante, Carlos.
BorrarMe halagas demasiado...😊
Un beso.
reconocer las derrotas y levantarse de nuevo
ResponderBorrar(me impresionaste, opino como Carlos)
Trato siempre de reconocer mis defectos, mis límites...aceptar mis fallas y derrotas, aprendiendo para no repetirme...y levantándome siempre, propio como el Fénix, Mónica...mi protagonista no podía ser de menos.😉
BorrarGenial relato Alma, he disfrutado leyéndolo.
ResponderBorrarFeliz sábado.
Un beso
Gracias Carmen, un halago.
BorrarBesotes!
Los duelos de todo tipo lleva más de una noche poder superarlos.
ResponderBorrarVivimos tiempos de prisas en todo.
Besos.
Seguro que sí, Alfred, estoy de acuerdo contigo; por ello, he tratado de plasmar que hacía tiempo esto aquejaba a la protagonista... tal vez no he sido del todo clara.
BorrarUn beso.
Me ha gustado el relato y ese pasar de horas en la noche.
ResponderBorrarUn beso insomne.
Me alegra Eva... de verdad que sí 😊
BorrarBesos agradecidos.
Me parece un final precioso y logrado con esa simple frase.
ResponderBorrarUn saludo
Muchas gracias, Víctor... no sabes cuánto yo aprecie que pases por aquí y me dejes tu huella.
BorrarSaludos!
los “para siempre” nunca se cumplen y los “nunca lo haré” siempre llegan.
ResponderBorrarQue cierto... y aun así volvemos a confiar en ellos pensando que esta ultima vez será la buena... que tontas! siempre y nunca van de la mano como dos enamorados.
Besitos bella.
¿Sabes qué Laura? ...que quienes mantienen un "para siempre o nunca" son los que no necesitan decirlo, simplemente lo hacen...😉
BorrarBesotes bonita 😘😘😘 muchos muchos.
Sabemos que lo normal es que las cosas no funcionen, hemos tropezado muchas veces para saber que lo raro es lo contrario, el estar de pie... y aún así, aún así siempre esperamos que la siguiente vez será la buena, la que nos salve de nosotros mismos...
ResponderBorrarLo has expresado tal cual es, Beauséant... nos ilusionamos pensando que "esta vez será diferente"... y luego con "ésta ha sido la última vez"...
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