domingo, 21 de enero de 2018

Sé que has sido tú... siempre has sido tú.

Lo único que decía esa nota; ese estúpido e insignificante pedazo de papel que encontró una vez más en medio a sus pertenencias. Era la cuarta vez que le sucedía ese mes. Miró a su alrededor, mientras cerraba el puño con el anónimo dentro. Nadie. No veía a nadie, ni lograba escuchar algún sonido. Se apresuró a esconderlo en el bolsillo de su pantalón, no correría el riesgo de arrojarlo al cesto y que alguien lo encotrara. Terminó de guardar sus cosas, alzó los cinco cuadernos que corregiría esa noche y se dirigió hacia el patio. No entendía qué era todo ese alboroto en el centro del recreo. Y se asustó cuando escuchó a dos de sus colegas gritar que llamaran a la policía. Como pudo, se abrió paso entre el grupo de los más grandes, hasta que llegó donde todos miraban sin poder apartar la vista. Por un instante la sangre se le congeló en las venas, se petrificó frente al espectáculo que había delante de sus ojos, y sin darse cuenta, dejó caer todo al suelo.

Vió a Ana correr hacia allí con un pedazo de tela en la manos, y cubrir el cuerpo de un niño. Sin ser consciente de sus movimientos, sus pasos lentamente se acercaron al centro del patio; y lo reconoció. Reconoció los rubios cabellos de Matias, y su mano, con ese brazalete de cuero que él mismo le había regalado luego de la tarde pasada juntos. No podía ser real, no nuevamente. No era posible encontrarse otra vez en esta situación.

Veinte años atrás, cuando él mismo no era más que un adolescente a punto de terminar su liceo; formaba parte de una colonia. Acudían niños los cuales sus padres trabajaban y no podían ocuparse de ellos. Él les ayudaba con las tareas escolares, y actividades lúdicas. Fue allí que descubrió su vocación. Pero todo terminó una mañana, cuando llegando al centro lo encontró cerrado, y su viejo profesor acompañado por dos policías, era llevado de allí sin más explicaciones que una mirada fúgaz, y cómplice. Él sabía no eran ciertas las acusaciones, lo sabía bien; pero no entenderían. Nadie podría entenderlo. Por eso calló. Y ahora la misma pesadilla. Un horrible deja vù. Sólo que esta vez no podría marcharse de allí como si nada hubiese pasado. Esta vez estaba solo, nadie pagaría por sus pecados. Sobre todo, porque alguien sabía, lo había visto, visto dentro. Y había llegado la hora de enfrentar a los monstruos, de enfrentarse con él mismo y lo que había hecho.

(Este relato pertenece a los "52 retos de 'El libro del Escritor'".
Es el número 13Alguien le deja anónimos a un profesor de primaria.
Aparece el cadáver de un niño en el patio, narra qué ha pasado.)

17 comentarios:

  1. Paso a saludarte,
    a dejar mi huella,
    a desearte buenas noches
    y buen comienzo de semana.
    Alma :)

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    1. Gracias Rafael, me gusta encontrar tu huella...
      Espero que también vos hayas comenzado muy bien tu semana, y ya estamos a mitad!!

      Un beso.

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  2. Este relato,me estremece... sencillamente. Sin decir apenas nada,creaste un clima lúgubre y tan denso que sobran las palabras.
    Excelente!

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    1. Vos, Ale, sabés que me gusta que el lector cree, imagine posibilidades... es como cuando era chica y leía los libros de "Crea tu propia aventura..."

      Besotes enormes, mi Luna!!

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  3. Y dejas con ganas de seguir para saber qué sucederá, has creado una atmósfera de suspenso.

    Besos dulces y dulce semana Alma.

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    1. De este modo podrías vos crearle el final, y decirme qué crees que pasó...

      Besos grandes como el mar, Dulce.

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    2. Pues que termina pagando lo que ha hecho, si hay justicia debería ser así, pero seguro nos sorprenderías con otro final.

      Un beso dulce más.

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  4. Buenas tardes, Alma:
    Un gran relato de suspense. Creo que es difícil dotar de intriga a este tipo de obras cuando están escritas usando la técnica del “monólogo interior”. Y tú lo has logrado. Enhorabuena.
    Un abrazo, Alma.

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    1. Hola Nino... como siempre no sé qué decir... sabes que no me considero una "escritora" sino alguien que disfruta (cada vez más) creando historias, y sentirme decir ciertas cosas, es siempre un impacto, un agradable impacto...
      Gracias por estar siempre allí, apoyándome a seguir.

      Besos!

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  5. Estremecedor relato Alma.
    Responde muy bien a ese reto del libro del escritor y da para seguir con el relato porque te llenas de preguntas sin responder. Muy logrado.
    Besos

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    1. Gracias Conxita... de verdad. Tus palabras son más que un cumplido, un honor.

      Besos!

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  6. Adoro suspense
    Da um pouco medo...
    Mas gosto do inexplicável
    Abraços
    Lua Singular

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    1. Bienvenida a esta playa, Lua, antes que nada.
      Me alegra te haya gustado el relato.

      Un beso.

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  7. ¿Así que era el culpable y confesará su culpa?
    Bien escrito y bien lograda su sorpresa.
    Besos, paisana

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    1. ¿Vos qué crees, Demi?
      Me alegra que lo creas un buen relato.

      Besotes, paisano.

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