Había
cumplido diecisiete años. Pensaba que esa fecha la pasaría con él, pero no. Él
le había pedido un tiempo, y eso había roto algo en su interior que no tenía
arreglo. Cuando llamó unos días después, ella no quiso hablarle, pese a tener
una horrible sospecha. Fue a la escuela como siempre, y a la salida se dirigió
a lo de su mejor amiga, necesitaba hablar con alguien, contar todo y aquello
que pensaba hacer.
¿Estás
segura? –preguntó su hermana del alma, con una mezcla de asombro y angustía en
el rostro. Yo creo que él debería saberlo.
No...
–ella fue categórica. Él quiso un tiempo... Él no está seguro, y yo no quiero
atar a nadie a mi lado... ni siquiera sé si yo deseo atarme a alguien en estos
momentos.
Pero...
–intentaba por una vez ser la más racional de las dos. No deberías pasar sola
por algo así.
No estoy
sola, te tengo a vos... –sus ojos decían mucho más que cualquier palabra. Nadie
debe saberlo, todos opinarían y me dirían qué hacer... terminarían volviéndome
loca... más loca. Aparte, él vendría a saberlo y eso cambiaría sus planes.
¿Y no
crees sería lo más justo? –insistía mientras servía a ambas la segunda taza de
café.
Que no...
–volvió afirmar ella encendiéndose un cigarrillo. Él debe seguir con su vida,
debe irse, viajar a Europa con sus padres, es allá su futuro... esto es sólo un
accidente.
Claro...
un accidente... –repitió su amiga en forma irónica. Un error del cual sólo vos
te harás cargo.
Un error
que vos me ayudarás a remediar... y olvidar. –respondió ella.
Pasó el
tiempo y no volvieron a hablar del tema. Terminó de estudiar ese mismo año e
ingresó a la Universidad. Se dedicó a la carrera y no se detuvo hasta
convertirse en una de las más conocidas abogadas en ámbito penal de la ciudad.
Tuvo algunos amores pasajeros pero nunca formó una pareja estable. Ni siquiera
había vuelto a pensar en tener hijos... Al menos no hasta ese momento. Se
encontraba en la sala de espera del consultorio médico, le darían los
resultados de unos estudios; había estado muy estresada en los últimos meses y
eso estaba repercutiendo en su cuerpo seguramente. Pero el rostro de su doctora
indicaba que había algo más. Según trataba de explicarle, sin una razón
aparente, su reloj biológico se había detenido unos cuantos años antes del
tiempo previsto. En pocas palabras, ya no podría tener hijos. Las lágrimas
invadieron sus ojos y rodaron por sus mejillas. La angustía invadió su pecho y
cerró su garganta, se estaba ahogando...
Despertó
sobresaltada en su cama, estaba completamente sudada. Se alzó y caminó hacia la
cocina.
¡Mamá! –su
hija de veintitrés años estaba preparando el desayuno. ¿Qué haces ya levantada?
Es que...
–y no lograba articular palabra.
Dale...
volvé a la cama. –insistía mientras la empujaba entre risas hacia la
habitación. Papá fue a comprarte una torta y unas flores... sabés que se enfada
si no puede sorprenderte y mimarte.
Era la mañana de su cumpleaños número cuarenta y
uno, y todo era como tenía que ser... simplemente maravilloso.
(Este relato pertenece a los "52 retos de 'El libro del Escritor'".
Es el número 44: Escribe con sinceridad retomando una historia que te podía haber pasado,
pero en su lugar escogiste otro camino.)
Respiré profundo con el último párrafo… sencillamente maravilloso, una lección de vida, y de amor…
ResponderBorrarSiempre consigues estremecer el alma, con tu exquisita sensibilidad para narrar, sobre la vida, y el corazón…
Bellísimo, mi preciosa Alma… 💖
Bsoss y cariños enormes 😘
Y vos, Gin, logras cada vez con tus letras y comentarios, emocionarme... Yo sólo escribo como siento, creo que conecto mi "pluma" a mis venas... sólo eso.
BorrarGracias infinitas por estar siempre, de ese otro lado, muy cerquita del ♥... besotes.
Hay sueños que tienen tanto de real que nos asustan, pero estoy seguro que ese día no habrá mal sueño y sí más de ese final. Falta poco.
ResponderBorrarBesos dulces Alma.
Ainssssssssss Dulce... y no digo más, vos ya sabés, sabio amigo.
BorrarBesos salados como el mar.
Encantador relato.
ResponderBorrarBesos
Bienvenido a mi playa, Arnand... es un verdadero placer encontrar tus huellas en mi arena. Y gracias por apreciar así mis letras.
BorrarUn beso.
Es lo que se dice un giro argumental. (Es uno de mis pensamientos recurrentes, otro es dibujar con puntos de fuga). Y no es sólo un sueño, sino lo que habría pasado de haber tomado otra decisión. Por eso, ese despertar.
ResponderBorrar¿Hay algo autobiográfico en ese relato tuyo?
Un abrazo.
Es lo que tal vez habría pasado de no seguir el camino que se eligió... La consigna era escribir con sinceridad una historia que te podría haber sucedido, pero en su lugar elegiste otro camino... por lo cual creo haber respondido a tu pregunta.
BorrarBesotes paisano.
Es precioso,una verdadera joyita. Guardalo con mucho amor,porque es amor puro.
ResponderBorrarBesazo bonita.
Me he tomado la costumbre de hacer una copia de cada uno de mis escritos... no sea que algunos se me de por modificarlos o continuarlos... jajajajaja!
BorrarBesotes enormes Ale!!
Alma, querida... Qué bonito relato...
ResponderBorrarLos momentos que se graban... viven siempre pese al tiempo pasado... Y a veces los errores no tan así
Mil besitos, corazón
Gracias Auro... lo de llamar(la) "error" fue sólo a fin literario, jamás lo haría sino... sabes que es lo mejor que me ha ocurrido, mi amor infinito.
BorrarBesotes grandes, grandes.
Precioso, ese final me ha alegrado, pensé... Abrazos
ResponderBorrarEse final es lo real Ester... lo que importa.
BorrarBesos saltarines.
Me gustó mucho, como a ir leyendo uno se genera opiniones y rabia sobre quien se va y ganas de decirle a la protagonista de darle un abrazo de apoyo; pero en el quiebre antes del final te deja feliz que todo término como debía ser y sólo fue un mal sueño, o no??...
ResponderBorrarBienvenido a mi playa Carlos... que bonita primera huella me dejas... y sí, todo ha sido un mal sueño... esta mañana he despertado y festejado de forma maravillosa!
BorrarUn beso.
Me ha gustado la historia. Al final, ¿quién no tiene fantasmas guardados para sí mismo en el armario?
ResponderBorrarAsí mismo, ¿quién no los tiene Holden? ...es por eso que yo cada tanto miro de cara a los míos, para recordármelos y continuar...
BorrarBesotes, grandote.
Gracias por seguirme
ResponderBorrarTus letras son sorpresas para el alma del que las lee.
Gracias
Gracias a vos por elegir mi playa para pasearte y dejarme tan hermosas huellas.
BorrarBesos!