domingo, 25 de octubre de 2015

Donde se encuentra el alma

Finalmente sábado y el inicio del fin de semana. Estos últimos días fueron de locos por decir poco. Igual estaba ya tan acostumbrado a sus despertares casi al alba que hoy no sería la excepción. Decidió ir a recorrer un negocio del que tanto le habían hablado, donde se pueden encontrar antigüedades y artesanías de muy buen nivel y a un precio conveniente. Jeans y una camisa ligera, aún siendo primavera, comenzaba a hacer un poco de calor llegando el mediodía. Bajó de su departamento y comenzó a caminar, le gustaba pasar esos momentos solo, no depender de nadie, un poco como en la vida misma. Viéndolo así vestido se lo podría confundir con un hombre cualquiera, mejor dicho, por un muchacho. Porque la verdad es que daba una impresión totalmente diferente cuando estaba en su oficina, siempre en traje y corbata, detrás de su escritorio, rodeado de todos sus proyectos. Ese muchacho no era aquel hombre, hoy era un día donde se difrutaría la vida.

Ella se estiraba entre las sábanas de algodón de su cama; le gustaba sentir su cuerpo desnudo a contacto con esa suavidad. Ahora esa piel morena se veía más hermosa con la luz de la mañana que se filtraba por el ventanal. El gato negro a sus pies parecía imitarla; lo había encontrado en la puerta del edificio un año atrás, y fue imposible no enamorarse de esa bolita de pelo. Terminó con ese ritual de sábado por la mañana y se dirigió a la ducha. Comenzó a relajarse bajo el agua caliente mientras con la esponja se masajeaba lentamente el seno, sentía que podría quedarse allí por horas. Después de pocos minutos una nube de vapor lo cubría todo, difundiendo un exquisito perfume de almendras.

Cómo le gustaba caminar por la ciudad a esas horas, sentir el aroma que salía de las confiterías, de las panaderías, de los bares. Las hojas de los árboles aún mojadas por el rocío. El sol ya brillaba y se reflejaba en su cara, calentándola. Una leve brisa jugaba con su pelo, y lo refrescaba cuanto bastaba. Llegó a la avenida, cruce principal de ese barrio, donde los rumores se acentuaban y el ritmo se aceleraba…, y todos los olores y sabores se mezclaban.

Una mano con las uñas largas y con un perfecto french, acomodaba un mechón de pelo rebelde sobre la nuca. Cabellos negros como una noche sin luna, pero que con la luz del sol parecían reflejar el fuego que recorría su cuerpo. El conjunto de encaje blanco sería lo más precioso en su vestimenta ese día, pues tenía pensado salir a dar un paseo y un par de jeans cómodos y su camisa floreada estarían más que bien. Una fresca fragancia la envolvía. Sin más joyas que sus pulseras de plata y esa fina cadena en su tobillo derecho, que apenas se dejaba ver al caminar.

Justo en esa esquina, con una puerta antigua restaurada, de esas que ya no se ven mucho por ahí, se encontraba el lugar del que tanto le habían hablado. El perfume de madera y lavanda que provenía de todo el local invitaba a entrar y perderse en él. Parecía estar recorriendo una casa privada, los muebles y los objetos estaban predispuestos de manera que esa fuera la sensación. Habían varios restaurados de forma impecable, enriquecidos en sus detalles. Una cama con unas rosas talladas en la cabecera, y una finísimas sábanas de lino blancas bordadas, seguramente a mano. Una antigua biblioteca de roble con algunos libros que enseguida curiosó; algún clásico, uno de cocina tradicional italiana…, y unos de literatura erótica que no le pasaron desapercibidos.

Una fina linea negra bordeaba la parte inferior de esos ojos oscuros y profundos. Un poco de rimel en las pestañas, y ese es todo el maquillaje que solía usar. Siempre le había gustado ir más a cara lavada que otra cosa; creía que la sensualidad pasaba por otro lado.


En las paredes habían algunos cuadros, replicas de famosas obras de arte, y algunas interesantes fotografías en blanco y negro. En un
ángulo, dos sillones que se veían muy cómodos, casi que invitaban a sentarse; y una pequeña mesa en medio con una orquídea maravillosa y algunas velas. Un gato negro se cruzó entre sus piernas, casi haciéndolo caer; dirigiéndose hacia una canasta de mimbre con un almohadón rojo muy mullido.

Me disculpe, es el gato de mi hija, la dueña de todo esto; y se ve que él también se siente patrón acá dentro. -dijo una simpática señora detrás de unos anteojos señalando al gato. ¿Usted estaba buscando algo en particular?





14 comentarios:

  1. Hola Alma.
    Un relato por demás interesante.
    Las imagenes y sensaciones creadas son magnificas y muy vívidas.
    Me gustó mucho.
    Aguardaré la continuación.
    Un beso.

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    1. Hola Ricardo! ...qué lindo volver a verte por aquí!

      Gracias por tus palabras, sabes que aprecio tu opinión, ya que escribes historias estupendas y que llegan... un beso.

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  2. Ella parecía que mostraba su cuerpo desnudos para los espectadores de la ficción. No digo lectores porque casi que llegué a visualizar tu historia.
    Que oportuno estuvo ese gato, propiciando ese encuentro. No buscaba algo especial, o tal vez no sabía que lo buscaba, pero lo encontró.

    Besos.

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    1. Demiurgo!!! ...casi casi sos un adelanto de lo que sigue!
      Me encanta que hayas (casi) visualizado la historia.

      Un besote.

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  3. Los gatos tienen un sentido extraordinario y saben ser oportunos como nadie.
    Me gusta la historia porque la vivo desde el primer momento, desde que él cambia su rutina de día a día para perderse en las calles..., desde que ella se despereza y acaricia su carne... y baja a la calle... distintas pisadas,misma dirección.

    Ya te he dicho por otro lado que me parece una entrada tierna, pausada, sutil..., que las imágenes crean la atmósfera idónea...

    Un beso enorme.

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    1. Mag... sólo te digo "gracias"...gracias por ser y estar para mí, día a día ...gracias Mag, gracias por ser Amiga, y de verdad.

      Besotes y el resto, lo sabe(mo)s.

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  4. Dos realidades que imagino se cruzarán, y que el gato negro no será mal augurio. Me gustan los gatos :)

    Besos dulces y dulce semana.

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    1. Pues imaginas bien Dulce. A mí tambén me gustan los gatos, los adoro ...si por mí fuera tendría varios ...pero bueno, me conformo con el mío que es increible!

      Un beso salado como el mar y el deseo que tu semana sea estupenda.

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    1. Todo llega Eva... todo.

      Un besote enorme ...ahhh y un abrazo fuerte fuerte. ;)

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  6. Tus letras me han enganchado de principio a fin... se avecina un encuentro si no me equivoco... espero la próxima entrega. Ainsss, ese gato... me conquistó como los ferrero roché, a la primera.

    Mil besitos, preciosa y buen comienzo de semana.

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    1. Mmmmmm los Ferrero... una taza de café... un buen libro (de prosa poética tuya por ejemplo!) ...y la estufa a leña encendida ...y la tarde es perfecta.

      Besotes Auro ...mil gracias por tus mimos ...y vamos que nos falta poco para otro fin de semana!

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  7. Continuará... Esa palabra que me deja en ascuas y me hace subir por las paredes jajaja
    Me he quedado con muchas ganas de más. De imaginar su cara al verla, de como se conocerán, de qué hablarán. Qué mala eres haciéndome esto jajajaja.
    Pero, ante todo, he de decirte que en este primer capítulo relatas muy bien la sencillez de un día cualquiera, con la simplicidad que uno mismo puede tener en su vida y deja claro que, es en los casos más simples donde podemos encontrarnos con grandes cosas. En definitiva: Genial.

    Un besote!!

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    1. ¿Tú me llamas mala a mí? ...mira que he pasado por tu casa, y eso para un miércoles, mitad de semana, sí que es malo!!!

      La segunda parte ya está en elaboración prometo traerla lo más pronto posible... un besote enorme Nana!

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