El grupo de animales
yacía a sus pies. La sangre de ellos corría por sus manos. Pero no tenía otra
opción. Le bastó ver entrar a su hija aquella noche. El vestido hecho jirones; el maquillaje corrido; el rostro
desencajado. Lloró por días enteros. Había perdido la cuenta de cuántas duchas
había tomado, hasta casi desprenderse la piel, hasta dejarse ir y sucumbir al dolor. Entonces, el sabor a metal
invadió su boca, la furia cegó su razón y la brutal venganza guió sus pasos.
(Este microrelato pertenece a “Reto: 5 líneas” propuesto por Adella Brac.
Las palabras son las de los meses de Septiembre: metal - vestido - grupo.)