Fui al aeropuerto y compré un pasaje en el primer vuelo que había.
Retorno abierto, no sabía cuando lo haría; y en esos momentos no sabía qué era
mejor, si antes o después.
Luego de las dieciseis horas más largas de mi vida allí estaba, de
vuelta a casa. Aunque si vistas las circunstancias hubiese elegido cualquier
otra cosa. Ella me esperaba, infaltable. Me fundí en su abrazo. Me hizo mirarla
a los ojos.
Está estable... –no necesitó le hiciera preguntas, mis lágrimas
eran las pruebas evidentes de todos mis miedos.
En los cuarenta minutos que nos separaban de la clínica, casi no
pronuncié palabra. Me dedicaba a contemplar una ciudad que amaba y que en ese
momento sentía ajena.
Entré, pero permanecí en la sala de espera. No podía entrar a
verlo. Entonces salió él, mi otro pilar, junto con el médico.
Doctor... –y no sabía por dónde empezar a preguntar. ¿Puedo verlo
sin que esto pueda ser peor aún?
Tranquilícese... Él está en coma; y lamentablemente, como le decía
a su hermano, ya no podemos hacer más nada... –y su mirada parecía ya pedir
disculpas. Todo lo que estaba en nuestras manos, fue hecho.
¿Entonces? –como si esperase un milagro en el que no creía.
Quiero decir... –y su voz era una mano que viene en consuelo. Que
si la sintiera y eso le provocase a su padre un colapso, no sería por su “culpa”,
sino porque su físico ha terminado por ceder.
Nadie lo advirtió, pero la tierra tembló fuertemente.
Finalmente entré en su habitación. Lo acaricié. Me acerqué a su
oído...
“Acá estoy, ya llegué. Pero ni se te ocurra irte a ningún lado, porque
no voy a poder seguirte. Si creyera en Dios le iría a pedir el favor, pero
sabés que confío en vos más que en él o ningún otro... por eso te lo pido, aún
no, no estoy lista.” No pude más y me fui, necesitaba aire.
Horas después el doctor nos buscaba nuevamente.
No podemos explicarlo... –y por unos segundos temí haber leído mal
la expresión de su cara. Pero su padre está mejorando, su cuerpo está reaccionando
favorablemente. Lento, pero los signos son positivos.
Pasaron nueve años... y espero sean muchos más, porque para esa
partida nunca estaré preparada.
(Estas letras pertenecen a los "Relatos Jueveros" y esta semana la convocatoria
Te invito a leer el resto de los participantes aquí!)