El aire es fresco,
debe ser porque las montañas aún están cubiertas de nieve. Sin embargo es
primavera. Así lo dice el calendario y el jardín tapizado de bucaneve. Y sí, la
siento... la siento en la piel y en esta necesidad de andar más ligera... de
camisas más flojas, de pies descalzos, y pensamientos más claros.
Pero, si por un
momento freno mis pasos, cierro los ojos y pienso en "La
Primavera"... entonces pienso en septiembre.
Una brisa perfumada
a jazmines me invade el alma. Los jacarandá pintan las calles de lila. A lo
lejos escucho a un grupo de chicos organizando un picnic cerca de los lagos. Él
disimula los nervios que le produce el pensar que la encontrará allí. Y su mirada
se pierde en los adoquines de una ciudad que le parece ajena. La veo a ella, le
pedirá un helado o un ramo de fresias. Y está serena, muy serena; porque sabe
que lo besará apenas la acompañe a caminar por el Botánico.
Abro los ojos.
Respiro profundo. Veo a mi gato corriendo una mariposa entre los tulipanes.
Enciendo la radio y sonrio al escuchar "♫ ...che fretta c'era maledetta primavera... ♫".
(Este relato pertenece a los "Relatos Jueveros" y esta semana la convocatoria
fue hecha por Lucia desde su blog "Sintiendo en la piel".
Te invito a leer el resto de los participantes aquí!)