jueves, 30 de abril de 2020

Hacia días que estaba en viaje. Atravesaba esas enormes dunas color ocre junto al tuareg que me llevaba a esa ciudad que tanto ansiaba conocer. Él era un hombre de pocas palabras y a mí me resultaba tranquilizador. Necesitaba pensar en todo lo que había dejado atrás, segura que no volvería sobre mis pasos. Iba totalmente cubierta, lo único que se me veía eran los ojos, de otro modo no hubiese permitido que viajara con él.

Finalmente, el océano de arena se había transformado en un azul transparente. Él no quería pero convencí al tuareg para que me acompañara por la ciudad, pese a todo no era aconsejable que una mujer anduviera sola por allí. Había una exagerada cantidad de gente, comerciantes y mercaderes de todo tipo y raza; pero esto no me impediría de llegar al único sitio que realmente me importaba.

Me detuve frente a esas primeras escalinatas y me arriesgué a quedar sin aliento ante lo que mis ojos veían en ese momento. Esas enormes estatuas a los lados, custodiando la entrada de ese mítico lugar con el que por tanto tiempo había soñado. Subí lentamente, mis pasos deseaban sentir cada peldaño. Pasé através de las imponentes columnas del ingreso y nada, ni nadie, hubiese podido prepararme para esa maravilla.

Hacia donde dirigiera mis ojos había libros... libros y más libros. Allí estaba el saber de la humanidad desde el inicio de los tiempos. Todo, absolutamente todo se hallaba allí. El sol entraba por las estratégicas aberturas de los techos y ello le daba un aire de irreal; pero no me importaba, porque yo sabía de estar allí.

Empecé a recorrer los pasillos y no pude evitar que mi mano se deslizara por los lomos de los libros; como si al tacto pudiese absorver cada letra, cada palabra, cada historia. La emoción me embargó de tal modo, que sentí faltarme la tierra debajo de los pies, pero unos fuertes brazos me sujetaron.

Y mientras ese hombre me penetraba con su profunda mirada escuché al tuareg decirle en su idioma: “Dios creó el desierto para que los hombres puedan conocer su alma... y tú has apenas conocido la tuya.”.





(Este microrrelato pertenece a los "Relatos Jueveros"
y esta semana la convocatoria fue hecha por Mag desde su blog: "La Trastienda del Pecado".
Te invito a leer el resto de los participantes aquí!)

miércoles, 29 de abril de 2020

Ese confinamiento los estaba volviendo inquietos, irritables. Demasiado tiempo juntos. Hasta que una idea le vino en mente. Era arriesgado pero no podía dejar de pensar en ello.
Tembló al encontrárselo delante y no tardó mucho en estar entre sus brazos.
Me sorprendió tu llamada... –le dijo él. Sabes que estamos rompiendo todas las reglas, ¿no?
Mmmmm... aún más excitante... –respondió ella entre gemidos. Igual basta que nadie lo sepa... ¿qué dices?




(Este microrelato pertenece a “Reto: 5 líneas” propuesto por Adella Brac.
Las palabras del mes de Abril son: estamos - idea - vino.)

jueves, 23 de abril de 2020

"Los días del viaje"

Sinopsis: “Alma entró en la cocina como cada mañana en los últimos años. Sin embargo ella ya no era la misma, algo había cambiado. Pero ¿qué había sido? ¿Ella? ¿Él? ¿Los días pasados? Llenó el hervidor y lo enchufó, el agua tardaría unos minutos en estar lista. Volvió a su habitación y abrió la ventana. El aire fresco de esa primavera que no se decidía a comenzar, le erizó la piel. La misma que aún conservaba el calor de las sábanas, las suyas, pero tan parecidas a aquellas otras. No pudo dejar de sonreír y su mirada se dirigió al horizonte, ese que no lograba ver por las enormes montañas que lo ocultaban, pero que sabía tan cercano. Él estaba allí y, tal vez, todavía la esperara.

El silbido del hervidor la trajo de vuelta. En otros tiempos hubiese hecho café; negro, fuerte y sin azúcar. Otra cosa que había abandonado, ¿o era al revés?No importaba, ya no. Ahora bebía té. Puso las hojas en el filtro y cogió las galletas con jengibre, esas eran irrenunciables. Gatton le pasó entre las piernas, acariciándola. Lo miró con complicidad. No estaba sola y jamás volvería a sentirse así. Él la estaba esperando y, sin importar el tiempo que pasara, ella volvería a encontrarlo.”

La historia de un viaje que inició mucho antes de subir a un avión y llegar a algún destino. La de una mujer que no temió las consecuencias de tomar las riendas de su propio destino.

Prólogo La historia de una mujer que se hizo a sí misma; que renunció; que lloró pero que amó con locura. Que vivió y vive intensamente; que crece, crece y crece, con su alma plena y amorosa. (Escrito por mi gran amiga LunaRoja)


Libro: "Los días del viaje"
Autor: Alma Baires
Género: Novela biográfica
Edición: 2019

Palabras de la autora: Estas páginas te las dedico a ti, que has hecho posible este viaje, has sido luz en días oscuros y calma en la tempestad.
Gracias por no soltar mi mano y siempre impulsarme a más.
(Este microrrelato pertenece a los "Relatos Jueveros"
y esta semana la convocatoria fue hecha por Tracy desde su blog: "Tracy correcaminos".
Te invito a leer el resto de los participantes aquí!)

lunes, 20 de abril de 2020

44

Ya va terminando el día...
Uno que, pese a cualquier circunstancia, ha sido especial;
no me ha faltado el cariño, ni los detalles.
Ha quien me ha sorprendido con un mensaje, después de mucho tiempo;
quien se ha recordado a último momento
y quien se ha olvidado y seguramente me llamará mañana...
y así me dará un motivo para seguir festejando...


Y mientras recojo las últimas cosas,
apago las últimas luces,
me doy cuenta que aún queda una velita por soplar,
esa contigo...
sí, sí, contigo que estás leyendo,
y entre los dos pediremos un deseo...
shhhhhh no lo digas, que sino no se cumple!

Y también te digo gracias...
Gracias por este tiempo compartido,
no importa desde cuando, el que sea es tu mejor regalo hacia mí.
Gracias por los momentos, por los instantes.
Gracias por el cariño y la compañía constante.
Gracias por los detalles, por las palabras
y también por los silencios comprendidos.
Gracias por ser y estar,
sin excusas ni distancias...

Gracias especiales a:




martes, 14 de abril de 2020

Laura

De niña no soñaba con héroes y heroínas. Tampoco deseaba ser una princesa que necesitara de un hada madrina o ser rescatada por algún príncipe azul.
No, ella era más simple y no por ello menos especial.
A ella se le acumulaban las palabras en la punta de la lengua y de los dedos. Escribía Llenando cuadernos, gastando bolígrafos. Como los antiguos escribas, su índice dejaba cartas en la arena para que las olas fueran sus mensajeros.
Y, cuando todo esto no bastaba, su ojo se pegaba a la máquina fotográfica, y entonces sí, hacía magia.

Ella sigue haciéndola.


(Esto es para vos, porque como siempre te dije,
un día entraste a mi vida como esa brisa suave y cálida,
que abraza, que calma, que llena...
Gracias... por esa amistad sincera que no deja de crecer día a día.
Feliz cumpleaños Laura y que sean muchos más!!!

...el próximo podríamos festejarlo juntas ...arrojo la "idea" a tu tejado!)






(Este microrelato pertenece a la iniciativa "Escribir jugando"
y ésta es organizada por Lídia desde su blog: "El Blog de Lídia".
Ésta es la propuesta para el mes de Abril.)

jueves, 9 de abril de 2020

Ginebra


No sé cuánto tiempo es que la conozco.
No recuerdo con exactitud cuál fue el momento en el que el batir de sus alas golpeó mi ventana.
Ella... tan etérea y llena de contrastes.
Tímida y fuerte; vulnerable e inmensa, a la vez.
Ella... una hermosa libélula.
Ella... una fuerte guerrera.
Ella... Ginebra.


Con todo mi cariño, siempre.
Muchísimos besotes!

Si quieres, déjame aquí tu huella...

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