Despertó...
La luz de la mañana entraba por la ventana. Sentió su mano sobre el cuerpo. Su mano..., ni siquiera recordaba su nombre. Se cubrió con las sábanas y se levantó. Eran tantos años que había dejado de fumar, pero necesitaba encenderse un pucho y salir al balcón. ¿Cómo había podido ser tan estúpida?, pensó. Se había pasado la vida haciendo atención, caminando como una gata sobre los techos de zinc caliente; divirtiéndose sin involucrar ningún tipo de sentimento; siguiendo su instinto, que nunca antes le había fallado. Pero él...
Él había derribado todos los muros. Había logrado penetrar su coraza. Y ella le había entregado no sólo su cuerpo sino también su corazón. Se había envuelto en sus brazos; refugiado en su pecho. Había bebido de su savia tantas noches, lo había alimentado con sus mieles tantas madrugadas. Había creido a sus palabras... y ese fue su error. Su más grave error.
Pero él ya no estaba; se había marchado. Así, como había llegado un día, giró la espalda y desapareció. Como si nada..., como si todo. ¿Mintió? ¿Jugó? Tal vez. Si lo hizo, fue de forma perfecta... o al menos eso creyó. Él también se había equivocado; ¿su error? ...la había subestimado. Él la había convertido en esto que ahora era. Nunca notó cuánto le había enseñado. Tardó tiempo en lamerse las heridas y ahora estaba lista. Ahora era su turno de jugar y había comenzado a hacerlo. Lo haría a su modo, con sus propias reglas. Esta vez no sería su corazón a quedar a pedazos.
Emme... ¿dónde te has metido? –no recordaba su nombre pero por lo visto él sí el de ella. Apagó el cigarrillo y entró a la habitación.
Buenos días... –y fingió su mejor sonrisa. Deseaba fumar y no he querido molestarte.
Cariño, si tú no podrías hacerlo... –comenzó a sonreir y ya intuyó por dónde iría. Es que me he despertado con un problemita y al no verte, pues me asusté de tener que arreglarme solo... –terminó diciendo mientras arrojaba las sábanas a un lado y descubría su tremenda erección.
Ella dejó caer aquellas con las que se
había cubierto y comenzó a ir hacia él contoneando las caderas. No estaba
particularmente encendida, pero el tipo estaba bueno y ella no encontraba mejor
manera de no pensar en ciertas cosas, que echándose un buen polvo. Subió a la
cama y por su cuerpo como una gata, acariciando sus piernas. Lo miró fijamente
a los ojos y se lo comió de un sólo bocado. Subía y bajaba con sus labios y
lengua, mientras él tiraba hacia atrás su cabeza. Su pelo se enredaba entre los
dedos de él. Lo sentía hincharse a cada lametazo. Pero ella quería otra cosa,
quería más. Besó su vientre, su pecho, su cuello. Hasta que se colocó a
hojarcadas sobre él como una amazona. Pasó las manos por su nuca y bajó hasta
su oído.
Ni se te ocurra acabar... –le susurró mientras mordisqueaba su lóbulo. No hasta que yo te lo diga al menos... Y continuó a cabalgarlo sin piedad.
Sus manos le magreaban el seno, pellizcándole sus pezones. Las suyas le sujetaban las piernas, acariciándole los testículos, cada vez más duros y llenos. Sentía su sexo contraerse entorno al de él. Acabó mientras clavababa las uñas en su pecho. Una vez... y continuaba. Una segunda... Y ahora esperaba la tercera junto con él.
Emme... –susurró.
Acabá conmigo... –casi le ordenó.
Siiií... –gimió. Ven mi niña... Ven...
Ella se detuvo por algunos segundos donde cambió la expresión de su rostro. Lo sujetó por los cabellos, jalando de ellos y se acercó a su oído nuevamente.
No vuelvas a llamarme así... –su voz estaba cargada de furia. No soy una niña... Y, sobre todo, no soy tu niña...
Sus movimientos comenzaron a ser aún más
fuertes, violentos. Su vagina chocaba duramente contra las caderas de él, como
si fuera ella quien lo embestía. Rasguñó sus hombros y brazos cuando lo sintió acabarle
dentro. Esperó a que los espasmos se calmaran y la respiración volviera a la
normalidad, para bajarse de él. Se puso de pie y no le importó cubrirse. Tomó
otro cigarrillo y le acercó su ropa.
¿Fuego? –y le mostró el pucho.
Sí... por supuesto... –se apresuró a responder y encender, se lo veía perplejo.
Ahora es mejor si te marchas... –inició a fumar mientras buscaba su propia ropa. Y cierra bien la puerta al salir.
Entró al baño y se miró al espejo. Él también se había equivocado, ella no era la misma. Él la había subestimado; señado a fuego. Y ya no dejaría que nadie jamás volviera a llamarla de ese modo.
Fuego! y ardieron Roma y Troya juntas por una palabra equivocada. Suele pasar, a veces más de una vez. Matilda ya no es una niña.
ResponderBorrarBesos dulces Alma.
A veces una palabra basta, a veces una palabra ya está de más...
BorrarEs verdad Dulce, Matilda ya no es una niña.
Besos grandes como el mar.
Y mejor pronto que tarde, ella ya había tomado la decisión una palabra fue la espita y siempre hay otros. Abrazos
ResponderBorrar¿Te he dicho Ester que me encanta tu actitud? ...eres genial.
BorrarBesotes!
Bueno, todos cambiamos, evolucionamos, y dejamos de ser niñas para nuestras parejas.
ResponderBorrarUn abrazo y por un día estupendo para ti, con pasión y sin trampas.
Absolutamente sí, Albada, todos cambiamos y evolucionamos... aunque no creo que se trate de parejas aquí, pero me gusta tu visión lectora.
BorrarUn beso.
No debo entrar a este blog por las mañanas,,,,,no debo entrar a este blog por las mañanas.............Tan caliente como la arena en verano, me ha gustado, una palabra en el aire y mil cuestiones a su alrededor.
ResponderBorrarUn saludo
Jajajajajajajajajajaja Victor... ese mantra inicial es todo un cumplido, gracias!!!
BorrarUn beso.
Su error fue llamarla como lo hacía él...
ResponderBorrarEres maravillosa haciendo relatos, consigues que viva la escena como si la estuviera viendo. Felicidades.
Un besazo.
Has dado en el blanco, Carmela!
BorrarPues gracias por lo que dices, de verdad, porque admiro toda tu arte (letras y fotos), lo sabes.
Besotes!!!
Los cambios son buenos te habren otros horizontes ,.Me gusto el relato y como lo expresaste .Abrazos cielo.
ResponderBorrarYo creo Campi que los cambios sean indispensables.
BorrarGracias bonita, muchas gracias... besotes!
Hay formas de llamar (nombres) que solo deben decirse por una persona.
ResponderBorrarCuando me llaman como lo hacía "ella" me entran ganas de salir corriendo...jajajaja
Buenos días!
Besotes bella.
Hay palabras, formas, nombres que sólo una boca debería pronunciar... al menos si no quieren desencadenar el infierno, Laura... jajajajajajaja!
BorrarBesotes!!!
Desde luego...hay personas que nos marcan para siempre...sobre todo las que duelen...
ResponderBorrarMe siento muy identificada con aquello de que nunca nadie ha de volver a llamarme de un determinado modo...
En realidad me identifico con todo el texto... sexual, directo y conciso y cargado de muchos más sentimientos de los que parece a primera vista...
Un besote¡
Amando... tú has logrado leer entre líneas, creo que realmente has sentido lo que he escrito, gracias por eso, de verdad.
BorrarBesotes enormes!
Siempre hay una gota que colma el vaso,aquella palabra o acción o gesto,que es la chispa que hace explotar.
ResponderBorrarMe encanta, lo que más, es que ella de alguna forma, termina cuando ella decide. Nunca más una niña, y menos una niña reclamando que la quieran o la deseen.
Perfecto!
Un besazo mi reina.
Hay situaciones que te hacen poner un punto y, a veces, éste es uno final, Ale.
BorrarSmu@cksssssssssssssssssssssss!
Lo que una vez fue deja de ser... y aunque sean los mismos cuerpos ya no son los mismos de antes, subestimar es algo que se hace muy a la ligera. Muy buen relato, Alma. Te felicito.
ResponderBorrarMil besitos más ♥
Muchas más personas de las que imaginamos subestiman al otro, y esto es un error muy grande, Auro.
BorrarBesotes infinitos preciosa!
Hizo bien. A tiempo es siempre antes. Nunca después.
ResponderBorrarAbrazo grande.
Wowowowowowowowo Carlos... qué certeras tus palabras, me encantaron!
BorrarUn beso.
Muy cierto mi amiga, hay palabras
ResponderBorrarque ya llegan tarde,también es mejor
usar otras formas que signifiquen
lo mismo o casi.
Besitos dulces
Siby
Así es, Siby... no se debe pasar página, se debe cambiar libro.
BorrarBesitos!
Bueno llega el verano y por razones de intendencia dejo el blog temporalmente.
ResponderBorrarNecesito desconectar un poco.
Grazias
S
Gracias a usted, Siciality, por notificarmelo.
BorrarBuen descanso y hasta la vuelta.
te recuerdo... y pasado el tiempo, tengo la misma sensación que cuando te leí en aquella ocasión. Eres punto de inflexión. Una palabra en el momento inadecuado, o una palabra inadecuada en el momento adecuado...
ResponderBorrarUn punto y final... acertado.
Un beso enorme, Almi, y feliz tarde :--)
Sonrío Mag... sonrío porque te has recordado; porque has dicho lo mismo y cobra mayor sentido y valor... gracias... de todo ❤️, gracias.
BorrarBesisssssssssssssssssssssssssssss hermosa!
De alguna manera cerramos a cal y canto aquello que nos marcó y dejó de ser; como una válvula que jamás debe abrirse… Él la abrió, o lo intentó…
ResponderBorrarLas situaciones vividas nos forjan y predisponen, no solo en cuanto a la actitud, sino a la manera de sentir…
Muy bueno, querida Alma…
Siempre un placer leerte…
Abrazos y cariños, y muy feliz finde 💙
Así mismo, Gin... lo intentó y le ha ido malísimo, parece.
BorrarGracias preciosa por estar siempre... besitos a montones! 😘
Nunca es tarde para poner las cosas claras.
ResponderBorrarMe encantó.
Saludos.
Absolutamente de acuerdo contigo, Musa!
BorrarBesotes!!!
Gua. Matilda, candente como para derretir a un tempano. En cierta forma, fue lo que pasó.
ResponderBorrarNo la quiso cuando ella entregó su corazón. La tuvo despiadada, como una mujer fatal. Capaz de brindarle una increíble intensidad, para luego alejarlo, sin retorno. Y que recuerde esa experiencia, porque parece que no se repetida.
Que venganza tan refinada.
Besos, paisana.
Pudo pero no supo hacer, Demi... y no, no creo se repetirá la experiencia.
BorrarBesotes paisano!
Maravilloso relato, erotismo de principio a fin.
ResponderBorrarHola Alma espero estés bien, saludos
Gracias Jorge, me halagas... estoy bien, gracias por preguntar 😊
BorrarUn besote!
Aventajar al maestro doble jugada!
ResponderBorrarMuy bueno!
Bienvenida a esta playa, Carmen... eso antes que nada.
BorrarNo lo había pensado por ese lado, pero me gusta... y mucho.
Un beso.
Aprendemos de nuestros errores y nos volvemos como el hielo para disfrutar de todo sin remordimiento alguno, hasta que llega alguien que por lo que sea nos vuelve a derretir el corazón para volver a lastimarlo. Excelente relato. Un abrazo.
ResponderBorrarVuelve a suceder con la esperanza que sea diferente, que lo feo o malo no vuelva a repetirse... y, en el mejor de los casos, Sheol, esto no sucede. Sino terminamos por convertirnos en unos insensibles.
BorrarGracias por tu huella... un beso.
Damos todo nos entregamos hasta las ultimas consecuencias y a veces...bueno muchas veces no se valora, ya es tiempo de ser nosotras de disfrutar, de poner nuestras cartas sobre la mesa, de tomar si mas porque queremos, porque lo deseamos, porque podemos elegir
ResponderBorrarArrollador, sincero y sobretodo con alma este relato
Gracias un placer
Saludos
Bienvenida a esta playa, Ayelen... y gracias por lo que dices.
BorrarSí, es tiempo de ser nosotras mismas, con todo lo que ello significa.
Un beso.
vaya con esta niña, era una amazona que sabia muy bien lo que desaba.... asi es el sexo .
ResponderBorrarAlma , eres una escritora agresiva... me gusta tu estilo.