Hacia sólo quince días que
estaba trabajando allí, pero todo se había vuelto tan rutinario, que comenzaba
a aburrirse. Sólo a su jefe se le habría podido ocurrir colocar cámaras de
seguridad en la biblioteca. Era una pequeña ciudad, ¿qué podría pasar que necesitara
de vigilancia constante? Y, sobre todo, ¿por qué él debía pasarse las tardes
enteras a ver lo que sucedía, cuando eso significaba no ver nada?
Aunque había una única
cosa que interrumpía ese tedio, o mejor dicho, una única persona. Ella; Eleonora.
Llegaba todos los días una hora después de que la biblioteca abría por la tarde;
y permanecía allí hasta cinco minutos antes de que cerraran. Él no dejaba de
observarla, desde que entraba e iba a la sección de historia, hasta cuando se levantaba y, sonriendo, se marchaba. La veía acomodarse el cabello y la
falda; controlar sus apuntes y los botones de su camisa. Por eso, no escapó a
su mirada, cuando aquel día, Eleonora pareció encontrarse, por casualidad, con
su profesor. Vió cómo ella observaba de reojo cada movimiento de él. Cómo la
experimentada mano de él rozaba la espalda de ella cada vez que se acercaba a
explicarle algo. Y fue así, observando cada uno de sus movimientos, que vió
cuando muy disimuladamente, Eleonora se dirigió hacia la sección privada, y su
profesor por detrás suyo a pocos pasos.
Nunca había nadie en
esa parte de la biblioteca; pero él, con la cámara de seguridad, tenía una
buena visión del entero sector. Por ello pudo ver perfectamente cuando el
cuerpo de Eleonora quedó atrapado entre los libros y el peso de su profesor.
Por unos segundos dudó en llamar a su jefe, pero sólo hasta que vió cómo ella
respondía a esa presión. Eleonora levantó su falda y rodeó con sus piernas la
cintura de él. Sus manos se sujetaban a los hombros de éste, arañando su
espalda, mientras sus dedos se entrelazaban en sus cabellos. No pudo evitar excitarse
ante el espectáculo que observaba como inadvertido espectador. Fue evidente el movimiento
del profesor al bajar la cremallera de sus pantalones. Y, aún si eran sólo
imágenes sin sonido alguno, por la expresión del rostro de Eleonora, podía
sentir sus gemidos mientras él la penetraba. La embestía contra la pared de
libros, una y otra vez, hasta vaciarse dentro ella.
No podía decir cuánto
tiempo era que estaba observando todo esto. Se quedó casi aguantando la
respiración, cuando el profesor se acomodó la ropa y se marchó como si nada
hubiese ocurrido; sólo dándole un beso en la frente. Y ella, la misma
Eleonora, mientras bajaba su falda y, descaradamente, miraba hacia donde estaba
la cámara, sonriendo. Estaba confundido, no entendía ese gesto, seguramente había visto mal. Pensaba en ello cuando la voz de su jefe lo sorprendió por
detrás.
Algún día, todo lo que
abarcan ahora tus ojos, será mío... –pronunció éste, más como una sentencia que
como un deseo.
Ahora se explicaba el
porqué de todo eso. Sonrió pensando al dicho que 'el Diablo sabe más por viejo,
que por diablo'. Y por ello, éste era su jefe.
Es el número 31: Escribe una escena de sexo pero narrada por un mirón.
El relato igualmente, surgió por iniciativa de Gin para su propuesta 'Tentaciones'.)
*Te pido disculpas públicamente Gin, porque te tomas un enorme trabajo con todas nuestras letras y yo esta vez no he podido cumplir en tiempo... pero tampoco he querido dar por perdido este relato. ♥
Yo también elegí una biblioteca, como ámbito para las tentaciones.
ResponderBorrarQue complejidad en los personajes, algo interesante del relato. Un jefe entre enamorado y psicopata. Una mujer con un nombre muy literario, Eleonora, muy adecuado para una biblioteca; que sabe muy bien que está siendo grabada y que saca provecho de ello. Tal vez como una fantasia, tal vez para manipular a su jefe.
Un encuentro candente, bien escrito, y un final abierto.
Te felicito. Visualicé las situaciones que contaste.
Besos, paisana.
Me gusta muchísimo la detallada lectura que le has dado... no sé cómo me vino de llamar "Eleonora" al personaje femenino... surgió simplemente.
BorrarSabés que los finales abiertos, con varias interpretaciones son lo que más me gustan.
Besotes, paisano!
Pues me das una alegría al haber decidido compartirlo, (nada de disculpas) además te felicito y te doy las gracias. Un magnífico relato, muy visual y “tentador”… Una fantasía llevada con maestría, y con un final sorpresivo e incitante…
ResponderBorrarMe encantó, mi querida Alma… Tu pluma nunca deja indiferente…
Aquí te dejo los enlaces donde he publicado tu texto y reconocimiento:
https://ginepg.wixsite.com/autores/alma-baires
https://paraisodeletras-blogueros.blogspot.com/2018/06/tentacion-es.html
Agradecida de corazón, preciosa 🌹
Bsoss y abrazos enormes, y muy feliz semana!! 😘💙
Ainssssssssssssssssssssss Gin... insisto con las disculpas, porque realmente es de valorar mucho todo el trabajo y empeño que pones en estas propuestas y presentaciones.
BorrarSoy yo la que te agradece siempre, por todo, por tanto cariño de tu parte que siento siempre.
Besotes, y más besotes, preciosa!
Ay,qué tensión sexual...
ResponderBorrarMe quedé enganchada al texto, quería saber más. Mucho más.
Me gustó muchísimo, sobre todo el giro final. Siempre sorprendes con esos cierres!
Un besazo,bonita!
¿Aún no te acostumbras a que yo nunca "cierro" una historia? ...jajajajajajaja! ...debe ser esa esperanza que un día retomaré las historias para hacerlas más largas... ¿quién sabe?
BorrarSmu@ckssssssssssssssssssssssssss!
Calisto y Melibea observando desde sus paginas, ellos y tantos personajes. Un final genial. Abrazos
ResponderBorrarTienes razón, Ester... habían muchos espectadores silenciosos.
BorrarBesotes!!
La sección de videos de la biblioteca debe ser muy interesante ;) Y me pregunto, qué edad tendría Eleonora?
ResponderBorrarBesos dulces Alma y dulce semana.
Seguro que sí...
BorrarQue pregunta más rara... no lo sé, la imaginé como una joven estudiante... 20 y algo tal vez... ¿estás buscando cátedra cerca de alguna biblioteca? ...jajajajajaja!
Besos grandes como el mar, Dulce.
Por saber si era colegiala o universitaria, cosas que se me ocurren :)
BorrarIntensidad en tus letras niña, me gusto el ambiente, el entorno ese lugar ...
ResponderBorrarlos libros parece que llevan a la tentación, por lo que veo
Besos preciosa
Pues yo amo ls libros, y amo leer... las bibliotecas y librerías son muy tentadoras...
BorrarBesotes Cora♥
Almita. Hace tanto tiempo que no te leo que me ha causado emociones encontradas venir hoy; por un lado me frustra haberme perdido tantos relatos y por otro me causa agrado al fin poder disfrutarlos. Pero la vida es así, urgen momentos de ausencia.
ResponderBorrarInteresante narración, tienes una gran capacidad para ambientar un trozo de vida y en él, expresar tanto. Pareces una investigadora secreta jajaja.
Kadannek!!!!!!!!!!!!!!!!!! ...primero y antes que nada, qué alegría volver a leerte. Se te ha extrañado, aunque entiendo perfectamente los tiempos de ausencia.
BorrarMe alegra que te haya gustado mi relato... ¿Parezco una investigadora? ...pues, qué quieres que te diga; si me meto puedo ser un sabueso!!
Besotes enormes y, realmente, me has dado una enorme alegría volviendo a ver tus huellas en esta arena.
Se pueden tener profesiones aburridas cargadas de rutina y aún así tener una mente dispuesta a salir corriendo en cuento puede.. Es más, supongo que ambas cosas van unidas, aunque nunca había pensado en la biblioteca como el lugar adecuado para hacerlo :)
ResponderBorrarEstoy completamente segura de lo que dices, Beauséant...
BorrarY las bibliotecas... bueno, me parecen mundos fantásticos... para mi próximo viaje a Buenos Aires planeo estar una tarde entera en el "Ateneo" (https://es.wikipedia.org/wiki/El_Ateneo_Grand_Splendid)
:)
Buenos días, Alma:
ResponderBorrarComo aprendiz autodidacta del oficio de escribir, me estimula el leerte y aprender de tu oficio. Mi condición caprichosa me dificulta/impide abordar talleres tan interesantes como éste que proponen desde 'El libro del Escritor'", pero no apreciar tu valía literaria.
Por ejemplo: en este relato partes de un arranque argumental sugerido, lo enmarcas en una temática muy usada –el voyerismo— y lo ambientas en un espacio limitado —una biblioteca pequeña–. Logras engrandecer el espacio, innovar la temática y personalizar la sugerencia.
Mi más sincera enhorabuena, Alma.
Un abrazo.
Hola Nino!!! ...¿qué quieres que te diga? yo cada vez que leo tus comentarios me quedo sin palabras, porque sabes que me encanta tu estilo, tu letras, y que justamente tú consideres las mías así... pues es más de lo que alguna vez hubiese podido imaginar cuando comencé a escribir...
BorrarGracias, de corazón... un besote!
Me ha encantado tu propuesta, Alma... y es que en la biblioteca se puede encontrar de todo. Te felicito, por tu relato, un placer que la hayas compartido.
ResponderBorrarMil besitos más ♥