lunes, 27 de agosto de 2018

Ella sabía que comúnmente eran los hombres a enviar flores;pero todo se podía decir sobre ella, menos que fuera una mujer común. Aparte, él había sido operado y aún no estaba fuera de peligro; y ella era una mujer enamorada. Quería la sintiera cercana, más en esa situación. Era importante estar presente en cada instante. Que él, que todos supieran que ella estaba, de una u otra forma.

Había pasado una semana, y ella le dejaba varios mensajes a lo largo del día. Todos los días. Le preguntaba por sus condiciones; por qué debía continuar a hacer; hasta a veces le comentaba de algún nuevo tratamiento o médico que había encontrado. Otras, le dejaba canciones que le recordaban a él, o poemas de su puño y letra.

Los días continuaban a sucederse uno tras otro. Él se había finalmente recuperado del todo y volvía poco a poco a su rutina diaria. Trabajo y amigos lo tenían ocupado. Ella continuaba a llamarlo diariamente, impertérrita. Aunque más no fuera, haciéndole sonar el celular en los momentos menos oportunos, sabiendo que él identificaría el número.

Él no podía más; y pese a sus negativas o su indiferencia, ella no desistía. Pasaba, desde enviarle mails diciéndole cuánto lo amaba, a llamarlo simplemente para insultarlo. Una noche, en medio a un bar donde había ido con sus amigos, cuando se apartó a conversar con una mujer que acababa de conocer; ella se le presentó y armó una escena como si de una esposa traicionada se tratase. Él se sintió indefenso, sin saber qué y cómo hacer; al fin de cuentas, ella era una mujer y a él le habían enseñado a respetarlas.

Así fue que poco a poco comenzó a cambiar de actitud; e inició a aislarse. Temía salir y encontrarse en sitios públicos. Temía conocer mujeres nuevas y que ella se le apareciera de la nada, haciéndole un desplante. Todo lo llevó a un estado de depresión, que ni él mismo quiso reconocer en un principio; porque, ¿quién podría creer que un hombre atractivo e inteligente como él, fuera acosado por una simple mujer? Pero así era, así de ultrajado se sentía. Hasta que dejó de hacer todo aquello que le gustaba, que lo apasionaba, que lo nutría. Se alejó de los que quería y lo querían; y obviamente no se permitía conocer a nadie nuevo. Terminó siendo un fantasma del hombre que un tiempo había sido. Mientras ella, ella sonreía.

(Este relato pertenece a los "52 retos de 'El libro del Escritor'".
Es el número 28Un relato que comienza en clave romántica,
pero desde el punto de vista de un maltratador/a.
Empieza 'engañando' al lector, y ve poco a poco creando esa atmósfera de acoso.)

12 comentarios:

  1. Muy bien, ella caía bien, hasta que se reveló como posesiva, capaz de destruir con placer, a quien supuestamente quiso ayudar.
    Magistral.
    Besos.

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    1. Creo que hay que diferenciar una persona posesiva, con alguien que maltrata... puede ser que una situación lleve a otra, pero no me gustaría "caer" en generalidades que nunca son buenas.

      Besos Demi!!

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  2. Este relato refleja un tema muy en boga, el del acoso, aunque para llegar a ese estado del protagonista hay que verse muy encerrado por la situación. Yo creo que siempre hay alguna solución, aunque existan personas así de enfermizas.

    Besos dulces y dulce semana Alma.

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    1. Yo también soy de las que creo que siempre hay alguna solución, sólo que antes hay que reconocer tener un problema...

      Besos grandes como el mar, Dulce.

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  3. Madre mía Alma, es brutal, tan pero tan real.
    Creaste ese clima opresivo y finalmente de derrota. La derrota del que no pudo dar el salto al vacío y dejar atrás el dolor (o la adicción al dolor).
    Me encantó.

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    1. Ale... has dicho algo en lo que he pensado mucho cuando escribí, y es lo de la "adicción" a situaciones o seres que hacen daño... y el no darse cuenta.

      Smu@ckssssssssssssssssssssss!

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  4. Confundimos el amor con la posesión, el cuidar con el ahogar.. Al final destruyes aquello que querías proteger, pero no importa, porque al menos ya no será de nadie. Es una forma extraña de hacer las cosas, pero por desgracia demasiado habitual.. Quizás todos seamos un poco así a veces, ¿no?

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    1. Ese punto que has mencionado, Beauséant, es la clave... "si no es mío, no será de nadie..." ...y que triste resulta todo, porque a ese punto me pregunto si alguna vez existió el amor... no creo.

      Un beso.

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  5. Me he puesto en el lugar del chico y me he apenado :(
    Saludos!

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  6. Buenas tardes, Alma:
    Mi más sincera gratitud por tu relato.
    Como lector me has intrigado y sorprendido con él, no esperaba ese enfoque. Como hombre agradezco ese enfoque, nada maniqueo. Creo que habla de tu excelencia como persona y de tu mente abierta. El mal no va a adscrito a un sexo, los abusos los convierte quien se encuentra en una situación de poder.
    Un abrazo cálido, Carmen.

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    1. Hola Miinino... siempre he pensado que el acoso, el abuso, el maltrato, nada tiene que ver con el sexo, sino con el poder... y creo que como siempre se ha hablado de las mujeres como el "sexo débil", y muchas se lo han creído; de los hombres se ha dicho que son los "fuertes", los que dominan, y no se habla de los abusos y maltratos que ellos sufren a manos de mujeres, como si eso los hiciera menos hombres... una locura...

      Besotes!!!

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