Lo seguían, estaba
seguro. Ya antes había tenido la sensación de ser observado, pero hoy lo había
visto.
Había entrado a la
cafetería donde todas las mañanas solía desayunar. Se sentó a la mesa de
siempre, luego de cinco minutos allí lo vió, en la mesa detrás de él. Había
querido disimular haciendo cuenta que leía el periódico, pero él lo había notado.
Y esa media sonrisa que le hizo cuando se vió descubierto se lo había
confirmado.
Bebió su café de
prisa, la misma que tuvo para pagar e irse. Se dirigió a la estación de trenes,
debía llegar a la Universidad, el proyecto en el cual estaba trabajando era
demasiado importante como para ausentarse. Cuando llegaba el tren volvió a
verlo por detrás de él, llevaba el periódico bajo el brazo. De algún extraño modo
habían sabido en qué estaba trabajando. No podía permitir tomaran posesión de
esa información. No sabía bien qué hacer, de igual modo subió al tren y comenzó
a caminar hacia el último vagón. Ya no lo veía, tal vez con tanta gente lo
había perdido. Igualmente no se arriesgaría. Decidió bajar en la siguiente
estación y volver a su casa caminando. No sería la primera vez que lo hacía en
los últimos meses.
Media hora más tarde
sus llaves abrían la puerta de casa. Le pareció extraño que Astor no viniera a
su encuentro. Notó que el ventanal que daba al jardín estaba abierto. No
recordaba haberlo dejado así. Se detuvo, observando cada detalle del exterior;
todo parecía en orden. No vió las manchas de sangre en el suelo del patio, lo
distrajo el sonido del teléfono que llamaba. Cerró la puerta balcón y fue hacia
él, pero no se decidió a responder. Lo hizo el contestador automático...
“Te comunicaste con mi
casa, si no sabés quién soy, es que te equivocaste de número... si sabés,
déjame un mensaje que tal vez te llame más tarde...” Se escuchó la señal y
luego el silencio. Pasó un rato hasta que colgaron. Supo eran ellos, lo habían
encontrado.
Un ruido tipo
explosión lo sacó de sus pensamientos. No había notado que estaba por llover.
Volvió a asomarse al jardín, el cielo se había cubierto, de golpe parecía
noche. Empezó a llamar a Astor, ambos estarían más seguros dentro. Fue ahí que
notó las manchas sobre las baldosas. Unos metros más allá estaba su perro en un
charco de sangre. Casi como un autómata, tomó una pala y comenzó a excavar en
medio al jardín, bajo la lluvia.
Pasaron horas cuando
volvió a entrar en su casa, estaba mojado y cubierto de barro y sangre. Fue
hacia el baño, abrió el agua caliente de la ducha. Se paró frente al espejo,
las profundas ojeras eran el signo de lo poco que dormía últimamente. El vapor
comenzaba a llenar el ambiente cuando escuchó que el teléfono sonaba otra vez.
Nadie, nuevamente el silencio.
Volvió a observarse al
espejo, sabía que estaba allí, debía encontrarlo antes que ellos dieran con él.
Había afeitado todo su cuerpo y buscado en cada centímetro de él, las
cicatrices así lo demostraban. Sólo quedaba una opción. Tomó la pinza, inspiró
profundamente dándose coraje y abrió la boca.
Despertó en la cama
sin saber cómo había llegado allí. Tenía un fuerte dolor de cabeza y el gusto
de la sangre aún en la boca. Pasó la lengua por los dientes y notó el hueco.
Quiso llevarse las manos al rostro y se dió cuenta de estar atado. Lo habían
atrapado, por lo que comenzó a gritar...
Suéltenme bastardos...
ya tienen lo que querían seguramente... –y su voz pasaba através de las
paredes.
Doctor, el paciente de
la veintiocho se ha despertado y comienza a agitarse... –dijo el hombre que
parecía más un guardaespaldas que un enfermero.
Vuelvan a cedarlo;
anoche se ha arrancado el implante dental y ya veremos más tarde qué hacer.
–respondió el médico mientras cerraba y colocaba su periódico bajo el brazo. Si
me buscan estoy en la cafetería desayunando, que este manicomio terminará
enloqueciéndome a mí también.
(Este relato pertenece a los "52 retos de 'El libro del Escritor'".
Es el número 22: Escribe una historia de terror cuyo contexto se enmarque en un manicomio.)
Me ha encantado, mi querida Alma. Me has mantenido la atención desde el principio al fin, engullendo los renglones, deseando encontrar el desenlace... y para nada esperarlo así... Felicidades por narrar tan bello.
ResponderBorrarMil besitos, preciosa.
No sabes cuánto significan para mí tus palabras... muchísimo, de verdad.
BorrarGracias... muchas, muchas gracias.
Besotes infinitos.
uff.. qué miedo.. Realmente supiste crear un clima de suspense, donde no se sabe qué es lo que va a suceder,cual va a ser el próximo paso! Muy bueno!
ResponderBorrarAdmito que la dificultad de este tema para mí fue lo del miedo, que sea un relato de terror; porque no todos tememos las mismas cosas, o delante las mismas situaciones. Y me alegra haber conseguido un buen resultado.
BorrarBesotes!!!
A pesar de que siempre te sigo y se que nos metes en el relato desde el principio, a pesar de todo siempre me sorprendes, tus relatos son geniales Abrazos
ResponderBorrarAinssssssssss Ester... gracias de todo corazón por estas palabras tuyas, de verdad ...me dejas muda y llena de agradecimiento.
BorrarBesotes.
Suspenso de no saber cual será el desenlace que sorprende con un final exquisitamente inesperado. Tienes ese don de envolver con tu narración y generar ese deseo de engullir las líneas restantes para llegar al desenlace.
ResponderBorrarMe encanta tu pluma Alma.
Un beso grande!
Me gusta sorprender, me gusta no ser predecible, y si lo logro, pues ese es mi mejor premio.
BorrarY sabes que a mí me encantan tus letras, desde siempre.
Besotes enormes.
Inquietante todo el tiempo y esperaba un final que develara todo, no por lo predecible, sino porque el relato llevaba a algún sitio por descubrir. Muy bueno.
ResponderBorrarBesos dulces Alma y dulce semana.
Gracias... lograr sorprenderte a vos es ya todo un mérito.
BorrarBesos grandes, grandes como el mar, Dulce.
Menudo giro! Qué bueno, mi querida Alma… Te lleva y te arrastra a ese desasosiego, tanto que se visionan las escenas…
ResponderBorrarGenial!! Me encantó…
Bsoss miles con cariño 😘
Si he logrado hacer que una como vos, que transmite tanto y tanto con sus letras, visualice las escenas, pues ya me doy por hecha!
BorrarBesotes gigantes queridísima Gin.
¿Es una alucinación o un recuerdo distorsionado de algo que realmente pasó?
ResponderBorrarEn la ambigüedad está gran parte de lo inquietante de relato? Bien logrado.
Besos.
La respuesta a tu pregunta te la dejo a vos...
BorrarY es que ¿hay algo más inquietante que la locura?
Gracias Demi... un besote!