Su madre
había decidido volver a casarse. Había encontrado un viudo, con una modesta pero
buena posición económica; el cual tenía también una hija. Por un momento creyó que
finalmente formarían una familia, que su madre estaría más serena y dejaría ya
de atormentarla por no ser ese modelo de perfección que siempre había anhelado,
y al cual ni ella ni su hermana habían jamás podido alcanzar.. ¡Cuánto poco le
duró la ilusión!
Antes de
cumplirse los seis meses del nuevo matrimonio y que ella, junto a su madre y
hermana, se instalaran en la mansión de su padrastro, éste falleció de un
repentino paro cardíaco. Y todo volvió a ser como antes, o aún peor, si esto
podía ser posible. Aunque esta vez no era ella el objeto de las crueldades de
su madre, su hermanastra pasó a ocupar su lugar. Más angustía y desesperación
sentía su madre, más maltrataba a esa joven que no tenía más culpa que haber
sido amada incondicionalmente por su padre hasta el último instante.
El tiempo
pasó y su madre se convirtió en un ser aún más despiadado. Se instaló
definitivamente como gran señora de esa casa, relegando a la hija de su difunto
marido, al rol de servidumbre. Y si bien ella no se sentía a gusto en humillar
a su hermanastra, por primera vez en su vida creía que compartía algo con su
madre. Que había algo por lo cual ésta la necesitaba, y eso, de una forma
enferma y malvada, la hacía sentir amada.
O al menos
eso pensaba hasta el día del evento más importante de la región, el baile para
las jóvenes solteras. La forma en la cual su madre engañó, y luego, castigó a
su hermanastra, la dejó sin palabras. Y aún si ésta última logró participar a
la fiesta, perdiendo su sandalia al final y delatando su presencia allí; ella
decidió marcharse. Había abierto los ojos y visto quién era quien. Su madre una
mujer totalmente insatisfecha que hacía pagar a los demás las propias
frustraciones. Su única y verdadera hermana, una silenciosa colaboradora, que
tal vez imaginase un futuro reconocimiento y aprecio, que ella hoy estaba
segura no llegaría. Y su joven hermanastra, la única y verdadera víctima de la
historia. Pero, pese a todo, ella no podía ayudarla en ningún modo, al menos no
sabía cómo. Y esa misma noche, juntó algunas de sus pertenencias y se alejó de
allí para siempre, cambiando no sólo ciudad, sino hasta el nombre.
Luego de
algunos meses supo que su hermanastra se casó con un joven muy bello, de una
familia muy poderosa. La cual, al saber todo lo padecido a manos de su madrastra,
-su madre-, exilió a esa mujer, obligándola a cumplir las peores labores para
ganar con lo que vivir, ya que todas la propiedades pasaron a su legítima
heredera. Ella sonrió con la noticia, deseando a la distancia lo mejor para aquella que un tiempo había sido su hermanastra.
Es el número 18: Cambio de roles.
Elige una novela e intercambia los papeles de los personajes principales
con los secundarios para crear una nueva ficción.)
Elige una novela e intercambia los papeles de los personajes principales
con los secundarios para crear una nueva ficción.)
Una propuesta estupenda y curiosa que tu has resuelto de maravilla, tienes un don para los relatos. Abrazos
ResponderBorrarAinssssss... gracias Ester, nunca lo diré suficientes veces.
BorrarBesotes.
Lo bordas, Alma, cada reto que has realizado ha sido cumplido con buena letra, y no podía esperar menos de ti, bonica :)
ResponderBorrarEsta perspectiva ha sido fantástica❤✽
Besazos, abrazos, cariños muchos, muchos❤❤❤❤❤❤
Pues si lo dice una de las escritoras con más imaginación que yo conozca, terminaré por creerlo!
BorrarBesotes, mi niña... ♥
Aunque pueda parecer un cuento esas cosas suceden en la vida real. Has cumplido el reto con altura.
ResponderBorrarBesos dulces Alma.
Como dicen por allí, la realidad siempre supera la ficción.
BorrarBesos grandes como el mar, Dulce.
Por un momento pensé en Cenicienta... pero, hay muchas como ella en este mundo o vida.
ResponderBorrarBellamente narrado, como tú.
Mil besitos, preciosa Alma.
Pues no estabas errada, Auro... aunque, como dices tú, hay much@s como ell@ en este mundo.
BorrarBesotes infinitos, preciosa mía.
No se animó a ayudar a su hermana, pero al menos fue complice. Bien contado ese punto de vista.
ResponderBorrarY esa madrastra pudo haber quedado con algo de esa herencia, de no haber mostrado esa crueldad.
Besos, paisana.
En todas las historias siempre hay más de una versión, ya sabes...
BorrarBesotes, Demi!
Qué buen giro de historia, y con tu siempre bella manera para narrar… Para saborear tras el desenlace! Y la imagen, me encanta…
ResponderBorrarUn placer!! mi preciosa Alma…
Bsoss y cariños enormes 😘
La imagen parece una de las que tantas veces acompañan tus letras...
BorrarEl placer sabes que es siempre mío... tus huellas son caricias.
Besotes gigantes!! ♥