Ya era
tiempo, mi vientre así lo decía. Y no, no estaba ansiosa. No conocía la razón,
pero sabía que todo saldría bien. Aunque no me esperaba tener que cambiar de
ciudad para tener a mi niño. Porque sabía, sabía ya que sería un niño, me lo
decía mi corazón.
Él vino a buscarme, diciendo que partiríamos apenas se ocultara el
sol. Debíamos ser prudentes y por ello, esperiamo al anochecer para montar en
el asno e irnos.
Viajamos toda la noche, estaba realmente agotada. Los dolores se
habían hecho cada vez más fuertes; no creía poder resistir por mucho más
tiempo. Él encontró un establo y allí nos refugiamos. Me acomodé sobre el
paizal, al tiempo que las contracciones se hacían más frecuentes. Mis gritos se
escuchaban en el espacio infinito que nos rodeaba. No sé cuánto tiempo pasó,
fueron minutos u horas; un momento eterno, que se detuvo cuando él sujetó al
niño que nacía, colocándolo en mis brazos; y pude sentirlo todo, contra mi
pecho.
Fue cuando vi la luz de un nuevo día, de un nuevo mundo.
Es el número 26: Escribe una historia en la que retrocedas al pasado
y seas tú el protagonista.)
y seas tú el protagonista.)