Él no escribía sobre
psicología; ni sobre psiquiatría; ni sobre ninguna enfermedad mental. Él era
simplemente un historiador, y desde hacía algunos años se interesaba por las
leyendas urbanas. Una en particular, lo estaba obsesionando.
Cada diez años, para
la fecha en la cual se había abierto el manicomio de la ciudad, un nombre
aparecía en el cuaderno de ingreso de visitas, pero no en el de salidas.
Desaparecían dentro la estructura; nadie sabía más de ellos. Algunos decían que
los internaban como pacientes en el último pabellón, bajo falsos nombres. Pero,
¿cómo era posible que nadie controlara?; ¿que nadie reconociera a alguno de
esos hombres? Porque eran siempre hombres, solteros, alrededor de los cuarenta
años, con pocos o ningún familiar; casi la descripción del mismo Sebas.
Te he conseguido el
permiso para este sábado... –le dijo Julieta el miércoles a la salida del
gimnasio donde iban juntos. Aunque me hubiese gustado que esperaras mi regreso
para hacer esta visita... ya sabes.
No, no sé...
–respondió Sebas mirándola entre sorprendido y curioso. ¿De qué hablas?
Sabes qué fecha es
este sábado, ¿no? –le preguntaba mientras le clavaba la mirada.
No... ni idea... –dijo
Sebas, que siempre vivía en las nubes.
Pues es el cincuenta
aniversario del manicomio, y según tus historias... –lo decía haciendo fuerza
para no reírse. Aparte yo no podré estar contigo, sabes que salgo de vacaciones
por un mes, tengo el vuelo esa mañana.
Mira que eres tonta...
–le respondió Sebas, sonriendo. Son sólo leyendas urbanas, no he podido
confirmar absolutamente nada hasta ahora... temo que el libro será un desastre.
Continuaron a
conversar y bromear, hasta que se despidieron; y Sebas prometió que le
escribiría para contarle cómo iba todo.
El sábado a las ocho
de la mañana, Sebas estaba ya firmando el libro de visitas del manicomio. Como
era de esperarse, tuvo que dejar las llaves, el celular y algún otro objeto
personal en el ingreso, los podría retirar al marcharse. Sonrió al recordar el mensaje
de Juli esa mañana apenas se despertó; cuando volviera de las vacaciones ya
vería de hacérselas pagar. Ahora debía concentrarse, y no perderse en ese
laberinto de pasillos que era el manicomio.
(...)
A lo lejos se escucha
una canción, una melodía.
¿Y esa música? –preguntó
la nueva enfermera al Director del manicomio mientras le mostraba las
instalaciones. Viene de esta habitación, ¿qué es lo que hay?
Pues nada, sólo los
objetos que los visitantes dejan olvidados al ingreso... –respondió él sin querer
detenerse demasiado. Luego de unos días que nadie los reclama, los guardamos
aquí dentro.
Es que parece ser un
celular, ¿no deberíamos controlar? –volvió a preguntar entre curiosa y
asombrada por la falta de interés.
Si es propio lo que le
interesa, y tanto le importa... –dijo un poco contrariado, mientras buscaba la
llave.
Cuando finalmente
abríó el cuarto, se escuchó claramente la señal acústica de un celular que se
apagaba por falta de batería. La joven se quedó mirando las estanterías
repletas de cajas, sucias y descoloridas; algunas, muchas, sin siquiera
rotular. No supo que decir; su rostro expresaba el desconcierto.
Se ve que no era
destino encontrarlo... –dijo el Director que no se había movido de la puerta.
¿Continuamos?
Mientras un mensaje
quedaba perdido, también, en una casilla de un contestador automático...
“Sebas... ¿me puedes
decir dónde te has metido? ...han pasado veinte días desde tu vivita al
manicomio y no sé nada de ti, ya no sé qué pensar ni a quién llamar ...que
estoy preocupada, angustiada, y...”
Es el número 9: Tienes prohibido utilizar la palabra 'locura', y cualquiera de su familia.
Tu relato se desarrollará en un manicomio.)
El rumor pudo con él...
ResponderBorrarEs una historia intensa que te atrapa hasta el final... Muy bien llevada en su síntesis.
Lo cierto es que al final, pese a imaginarlo, el corazón se encoge un poco e imaginar esos pasillos... no sé... da cosita.
Un beso muy grande.
En mi tierra se dice: "es cuestión de creer o reventar"... y mi personaje no podía, no quiso quedarse con la duda.
BorrarBesisssssssssss enormes hermosa!
Uh, cuando alguien insiste en visitar un lugar inspirador de leyendas urbanas, mas le vale que tenga algun recurso para enfrentar a lo extraño. O terminará muy mal. Si se desea que lo sobrenatural suceda, sucederá y no sera bueno.
ResponderBorrarTal vez descubrio algo pero no podra utilizarlo.
Bien contado.
Besos.
Para enfrentar lo sobrenatural tendría que haberle pedido ayuda a uno de tus personajes, Demi... jajajajaja!
BorrarBesotes paisano.
Se adivinaba el final pero el suspense era grande y había que llegar hasta el final. Muy bueno . Abrazos.
ResponderBorrarGracias Ester por creer que así lo sea, por ser una de las mejores fan de mis letras.
BorrarBesotes!!
Ayyy qué bueno!!! UN desenlace muy logrado,como se merece este relato!
ResponderBorrarPrecioso, y con muy buen clima de suspense!
A veces me pongo a escribir y no paro, y cuando deseo darle un final, me temo sea brusco... tal vez por eso muchas de mis historias tengan "final abierto", tengo la esperanza de un día retomarlas y seguirlas... jajajaja ilusa!!
BorrarSmu@cksssssssssssss y disfrutá tu finde!
Inquietante relato, hasta daría para una película, si luego llega alguien a investigar las desapariciones, puede ser, no? Yo creo que el director sabe algo ;)
ResponderBorrarBesos dulces Alma.
Si te dedicas al séptimo arte, te regalo la idea... ya luego tú verás!
BorrarBesos grandes como el mar, Dulce.
Te felicito Alma, me ha encantado tu relato... lo he vivido intensamente, me ha recordado a "los renglones torcidos de Dios" ya sé que en nada se parece... pero tiene ese halo de: qué pasó en verdad???
ResponderBorrarMil besitos preciosa y feliz tarde ♥
¿Sabes? ...ese libro lo tengo esperando a ser leído desde hace rato, y con tu comentario has vuelto a picar mi curiosidad...
BorrarBesotes infinitos, Auro!!
Y es que con esas cosas… hay que ir con cuidado, porque toda leyenda tiene algo de verdad… O eso creo… Yo por si acaso… 😏
ResponderBorrarMuy bueno, mi querida Alma… Un género que me encanta, y más, llevado por tu pluma.
Bsoss enormes, y muy feliz día, preciosa 😘
Yo también soy como vos en estas cosas, Gin... por si acaso, mejor nada!!
BorrarBesotes gigantes, preciosa y a iniciar muy bien la semana!!!