El día había comenzado
como cualquier otro, y nada indicaba que sería especial.
Sin embargo, allí
estaba. Me miraba con sus ojos oscuros, los mismos que desde el primer día me
penetraban hasta el alma; que me hablaban sin necesidad de palabras. Algo tenía
que era distinto, tal vez su expresión era diferente. Entonces vi como su boca
empezaba a moverse, sus labios se unieron presionándose levemente. Y escuché su
voz pronunciándose, haciendo que mi pecho implosionara. Quise pero no pude
evitar que las lágrimas rodaran por mi rostro.
Un instante donde una palabra
hizo que todas las piezas encajaran. Todo cobraba significado. Lo pasado, lo
vivido hasta ahí. Ahora, visto desde ese otro lado, me hacía comprender tantas
cosas. Esos “yo nunca...” que de repente me resultaban tan burlones, como si la
vida misma me hiciera un guiño. Y sonreí.
Esas dos simples
letras. Esas dos sílabas, que encerraban el más puro de los sentimientos. Esa
única palabra que significaba todo... la vida misma dicha simplemente...
...mamá.
...para mi Mamá en su 66° cumpleaños.
Es el número 6: Describe una escena de un relato pensando en una fecha significativa para ti
y traslada esas emociones a tus personajes.)