Se
despertó en mitad de la noche, sin saber muy bien porqué. El silencio lo
rodeaba. Miró hacia el lado izquierdo de la cama, el lado de ella; allí estaba
su taza de té y el libro que aún no terminaba. No recordaba el motivo, pero se
encontraba solo. Se alzó, y fue hasta el cuarto de su niña; ella tampoco
estaba.
La
calma, de repente fue rota por un estruendo tremendo. No veía nada, sólo había
escuchado el ruido a vidrios rotos. Como un autómata, sus pasos lo llevaron al
garage. Lo encontró abierto. Nada parecía fuera de lugar, a excepción del
peluche favorito de su hija. Estaba en el suelo, en la entrada, manchado de
sangre. No comprendía. Sin pensarlo tomó las llaves de su camioneta y salió a
buscarlas, debían estar juntas. Debían. Tenía que haber una explicación. Pensó
en ir a la policía pero, ¿qué les diría?. No sabría explicar qué sucedía. Y
ellos no lo ayudarían a buscarlas.
Las
calles estaban congeladas, nada atípico para ser invierno. El sol comenzaba a
despuntar, pero era demasiado débil, no podía contra la persistente niebla que
cubría todo. Estaba solo. Parecía que el pueblo se hubiese vaciado. Por ello
notó enseguida el vehículo que había comenzado a seguirlo. Se mantenía a una
cierta distancia, pero no le perdía de vista ni un momento.
No
sabía cuánto tiempo llevaba manejando, se sentía cansado, por momentos los ojos
cedían y se cerraban. Pero cada vez que miraba al espejo retrovisor, distinguía
las luces del vehículo que lo seguía. Aún estaba allí. Pensó en detenerse y
afrontarlo; pero no podía perder tiempo, necesitaba encontrar a sus mujeres.
Tomó
el camino hacia la montaña y comenzó a subir. Ya no sabía dónde buscarlas. Aceleró,
a pesar que las condiciones climáticas no eran las mejores para conducir así.
Será por eso que no lo vió, no vió nada delante de él. Pero chocó, y perdió el
control de la camioneta. Cayó por el barranco. Dió un par de vueltas, el golpe
contra los pinos paró la caída al abismo. No sabía cuánto tiempo estuvo
inconsciente, despertó con la voz de un desconocido.
Señor...
señor... tranquilo, han tenido un accidente... –continuaba a repetir el hombre.
Ya está llegando la ayuda.
Tengo
que buscar a mi mujer y a mi hija... –escuchó su propia voz pronunciar esas palabras
como sonidos ajenos.
Tranquilo...
ya llegan a ayudarlos... estarán bien... –no comprendía porqué usaba el plural.
Giró
la cabeza hacia atrás y vió la rama de un árbol atraversando la camioneta;
faltaba la puerta. Miró por el espejo de lado, y notó la nieve manchada de rojo
sangre. No podía ser de él, pero ¿de quién más? ...él iba solo en la camioneta.
(...)
Se
despertó en mitad de la noche, sin saber muy bien porqué. El silencio lo
rodeaba.
Es el número 10: Describe una pesadilla que hayas tenido, pero en tercera persona.
Y sin expresar sentimientos. Ahhh...se me olvidaba: es de terror.)
Y sin expresar sentimientos. Ahhh...se me olvidaba: es de terror.)
uy que miedo...soñar eso y despertarte del mismo modo que en el sueño.
ResponderBorrarsaludos
Si es que ha despertado...
BorrarBesos Kristalle!
Una auténtica pesadilla, muy bien descrita.
ResponderBorrarSe abren tantas preguntas...
Besos
Ya sabes Conxita que me gustan las historias con muchas posibilidades...
BorrarBesotes!
Que pesadilla inquuetante.
ResponderBorrarY que alivio el despertar.
Y yo peleandome con el teclado.
Besos, paisana
No te pelees, Demi... con tranquilidad.
BorrarBesotes, paisano!
Te felicito Alma preciosa... me ha sugestionado tu relato... mantenido en vilo... magnífico relato circular.
ResponderBorrarMil besitos y feliz día, corazón.
Auro...como siempre te digo, sabes que tu opinión es muy valiosa para mí... y gracias por ver así mis letras.
BorrarBesotes enormes preciosa.
Yo me quedé como el protagonista, con la duda de quién era la sangre? Mal momento para despertar, bueno, para él fue oportuno :)
ResponderBorrarBesos dulces y dulce semana.
¿Y vos de quién pensas es? ...me gusta trabajar con tu imaginación...
BorrarBesos grandes como el mar, Dulce.
Del desafortunado que se cruzó en su camino, aunque no sé si sería otro coche en sentido contrario, que podría ser si cayó al barranco y la otra sangre estaba cerca. Tendríamos que investigar :)
BorrarCasi me sugiere un déjà vu… Muy bueno, te atrapa el misterio y la angustia de querer saber…
ResponderBorrarBsoss y abrazos gigantes, y muy feliz semana, mi preciosa Alma!
(Pásate cuando puedas por “variétés” https://varietes-ginebra.blogspot.com.es/2018/02/inspiracion.html... Ya publiqué el proyecto 😉)
Si eso te he producido, entonces he alcanzado el objetivo...😊
BorrarHe leído, pero estos días estoy fuera, y haciendo todo con el celular, apenas pueda me daré una vuelta... sabes que no me lo pierdo.
Besotes enormes mi querida Gin...😘
Inquietante relato con sabor a más.
ResponderBorrarUn abrazo
Gracias Musa... el "más" lo dejo a tu excelente imaginación.
BorrarBesotes!