domingo, 1 de noviembre de 2015

Donde se encuentra el alma II

Yo nunca busco nada y es justamente cuando encuentro todo. -respondió él, sonriendo de lado. Igualmente, me interesa esta biblioteca, así como está…, incluidos los libros.
Pues tiene muy buen gusto; esta biblioteca de roble es hermosa. -dijo la señora entre seria y divertida. Pero lamentablemente los libros son sólo elementos decorativos, no están a la venta. Son de mi hija también.
Entonces tendré que hablar con ella…, creo que podremos llegar a un acuerdo. -se pronunció muy seguro de si mismo.
Se ve que no conoce a mi hija. -mencionó la señora, y extendiéndole una tarjeta del local agregó: Si aún está por acá, puede probar a pasar más tarde, ella no tiene horarios los sábados. Sino aquí tiene sus números telefónicos para llamarla.

Ya estaba en la calle. Caminaba hacia su primera parada “obligada”. Sin él su día no podía darse por iniciado. Entró en la cafetería y ordenó su expreso doble sin azúcar y con un poco de crema…, para llevar. Le gustaba ir saboreándolo mientras paseaba por las calles del barrio. Seguramente también iría hasta los puestos de venta de libros, siempre encontraba algo interesante. Pasó por delante del Jardín Botánico y pensó: “Tantos años viviendo aquí y nunca he entrado a visitarlo…, ya lo haré.

Salió del negocio con una extraña sensación en el cuerpo. No lograba dejar de imaginar cómo sería la dueña de ese espacio. Es que un hombre podía hacerse mil fantasias, un poco por esos muebles decorados con tantos detalles personales; un poco por esos libros tan particulares y expuestos sin más; y un poco porque sí, porque sin conocerla, esa mujer ya lo intrigaba. Pensaba en ella cuando se detuvo frente a los puestos que venden libros.



Estaba terminando el café en el preciso instante que se paró a ver los cajones de viejas ediciones de libros, así podría revisar uno a uno. Y lo vió. Allí estaba él. Ese hombre no pasaba inadvertido ni siquiera queriendo hacerlo. Pese a su look juvenil, se veía una cierta madurez. En sus rasgos bien marcados; en los detalles bien cuidados; y, sobre todo, en sus modos. Pero ella no iría en su búsqueda, no era de esas; si tenía que ser sería. Comenzó a sonar su celular; “número privado”…, se lo quedó mirando, seguramente sería por trabajo. Cerró sin responder, eran sus horas esas. Si estaban interesados volverían a llamar.

Nadie respondía al celular, probaría más tarde. Seguiría viendo esos libros de viejas ediciones. Se acercó a esa mujer que parecía la representación de la primavera, que hojeaba un recetario de cocina italiana en idioma original.
¿Entiendes el italiano? –y hasta a él le pareció una pregunta muy estúpida para iniciar conversación.
De un hombre como usted me hubiese esperado otro tipo de pregunta. –dijo ella con tono provocador. Ya el hecho de tratarlo de usted había sido el punto de partida.
Touchè… No te conozco, y aunque eres una bella mujer, no soy de aceptar ningún tipo de provocación. –decía sin dejar de fijarla a los ojos. Esos, oscuros e infinitos.

Ella sonrió. La invadió una sensación que no probaba desde hacía mucho tiempo… De golpe se sintió viva. Sintió una llama, un bullir en el estómago. El gusto de la seducción, de ese juego exquisito; y de haber encontrado un adversario a su altura. El dueño del puesto avisó que iba a cerrar. Ya era la hora del almuerzo.
Perfecto…, me llevo este. –dijo entregándole el libro de cocina italiana.
¿Me dejas que te lo regale? –oyó que le decía a sus espaldas, acercándose a su oído.
Solo si usted acepta mi invitación a almorzar... –le respondió girándose para fijarlo a los ojos y desafiarlo…, otra vez.
Hecho. –pagó el libro y se lo dió diciendo: Por cierto, soy Leo…, piacere.

Ella sólo volvió a sonreir.


16 comentarios:

  1. ¡Vaya, vaya!
    ¿El destino es una serendipia? Me da que este es buscado.
    Ella se hace la interesante, parece que marca distancia, como si llevara el guión, pero quien manda, está claro que es él... que no se corta ni poco ni nada.

    Me quedo a ver qué pasa en breve.
    Besos.

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    1. Él sabe muy bien qué quiere... y ella lo desea cuanto él aunque marque distancia.

      Besotes hermosa.

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  2. Sentirse viva. Una gran sensación.

    Besos fuertes y un abrazo :)

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  3. No hay encuentros casuales. Por cierto, yo también soy leo :)

    Besos dulces y dulce semana para ti.

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    1. ¿No? ...¿y qué es? ...¿destino?
      Por cierto, soy una con buena memoria ;)

      Besos salados como el mar y que tu semana sea maravillosa como vos.

      P.D.: aún espero me digas a qué película te hice acordar con la entrada anterior...

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  4. De los encuentros que me gustan... sorprendentes y morbosos.

    A tus PIES

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    1. De los encuentros que sorprenden... y cambian todo.

      Un beso Gude.

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  5. Este tipo de encuentros son los que marcan las vidas y sus caminos...los que hacen que la sangre vuelva a vibrar...
    un besazo mi Almita...intentaré pasar más a menudo ...pero mi ausencia que sepas es para bien...mil besos preciosa!!!

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    1. Peque... si pasaras más a menudo seguramente me harías feliz, pero ¿sabes qué es lo más importante? ...saber que tu ausencia es para bien, y cuando quieras, cuando puedas, me haces un silbidito, entonces preparo café y una torta y me cuentas cómo te va esa vida ...¿ok?

      Besotes enormes y un abrazo que te cubra!!

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  6. Todo comienza, sí y parece que va bien encaminado. La de cosas que pueden pasar en un solo día... A mí no me pasa eso, mi vida es muy aburrida jajaja
    Y te prohíbo que nos compares. Tu historia es maravillosa, no la compares con la mía. Aprender puedes aprender tú solita, escribiendo, imaginando y sintiendo lo que expresas. Alma, lo haces genial ;)

    Un besazo!

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    1. Nana no creas que a mí sí me pasan!!! ...es en otra vida de Alma, jajajajajajaja!
      Eres grande, sabelo!

      Un besote grande grande.

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  7. Los encuentros que ya se esperaban, una historia que nos deja con un sabor muy dulce
    esperando la continuacion, besos dulces

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    1. Encuentros deseados sin dudas... ahora veremos cómo sigue...

      Besitos salados como el mar para vos!

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